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Mostrando entradas de junio, 2014

La condición neoliberal: de ciudadano a marca (reseña de un artículo de Michel Feher)

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La revista "La maleta de Portbou" (web aquí ) llega a su número 6. Ya he comentado en este  blog que la sigo con atención. Hasta el momento ha sido siempre interesante y en cada número encuentro algún artículo que me hace quedarme un buen rato pensando. Por lo leído hasta ahora me quedo de este número con un artículo firmado por Michel Feher y que se titula "La condición neoliberal. Crédito, autoestima y vínculo" (El título es una referencia evidente al libro que se identifica con el inicio de la filosofía posmoderna, La condición posmoderna  de Jean François Lyotard). El artículo expresa que las características culturales fundamentales del neoliberalismo pasan por un cambio de paradigma en tres aspectos fundamentales de nuestra concepción cultural sobre el ser humano y nuestra sociedad (detalla más dos que son en los que me centro en esta entrada).  El primero de estos cambios tiene que ver con el funcionamiento de la economía. El capitalismo ya no e

Preguntas ante las alternativas de futuro

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Creo que much@s compartiréis conmigo la sensación de que nos encontramos en una encrucijada. En los últimos meses han surgido muchas opciones políticas que ofrecen sus propuestas de futuro. ¿Cual elegir? ¿Cómo valorarlas? Creo que para valorar las diferentes alternativas que se nos ofrecen, visto desde la perspectiva en la que me sitúo, es decir, desde la defensa del Estado de Bienestar (no soy neutro, pero no creo que esto sorprenda a ninguno de los lectores habituales del blog) es necesario que nos/les hagamos dos preguntas que creo que nos pueden ayudar a valorar las alternativas presentadas. Y las preguntas son estas: ¿Cómo vamos a generar riqueza? ¿Cómo vamos a repartirla? Creo sinceramente que estas dos simples preguntas crean un ámbito más que suficiente de valoración. La primera es obvia, pero para algun@s no lo es. Recuerdo que en la entrevista que Jordi Évole le hizo al presidente Mújica este le reconocía que había que conseguir que la economía creciera, que se

3 años de Espacio de Reflexión de Servicios Sociales y Política Social

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Hoy hace tres años que decidí pulsar la tecla intro. Había abierto la cuenta de este blog unos cuantos meses antes pero no me atrevía a hacer público lo que se me ocurría. Lo cierto es que sentía cierto pudor. ¿A quien podían interesar mis ocurrencias? Será que el olor a tilo que se dispersa por buena parte de Zaragoza para anunciar la llegada del verano me obnubiló el conocimiento y me atreví a dar el paso. 288 entradas después no me arrepiento de haberlo hecho. Escribir me ha ayudado a aclarar las ideas, a reflexionar. Lo mejor de hacerlo... Saberme escuchado.  El blog ha sido para mí una puerta abierta a la esperanza, un espacio creado para compartir con todas vosotr@s que estoy convencido de que la última palabra no está nunca dicha y que los avatares del momento no agostan nunca las posibilidades que abre el futuro. Que la historia la protagonizamos tod@s y cada un@ de los ciudadanos que estamos llamados a construir el/lo por-venir. En fin, escribo esta entrada so

Crisis y Sistema de Servicios Sociales

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Una de las características de la BlogoTSfera, la red de blogueros del Trabajo Social, es que yendo cada uno a su aire nos seguimos y a veces interactuamos desde nuestras entradas de blog. No hace demasiado Belén Navarro (blog aquí ) lo hacía con unas de mis entradas. Ahora lo voy a hacer yo con una entrada de Pedro Celimendiz (blog y entrada aquí ) A lo que vamos, Pedro acaba de colgar una entrada después de su participación en las jornadas sobre Servicios Sociales Municipales organizadas por el Consejo General del Trabajo Social (web aquí) . (por cierto las jornadas han sido también comentadas por otro par de blogueros asistentes: Nacho Santás y Juanma Gil ) y en su entrada hace un retrato de la sensación generalizada entre los que vivimos profesionalmente en el Sistema que titula gráficamente: Servicios Sociales en la niebla. Esta entrada no entra en polémica con la de Pedro sino que reflexiona a partir del escrito de uno de mis blogueros favoritos. Con intención de ser

La profesión del Trabajo Social, pese a todo, sigue adelante.

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El sábado pasado una nueva promoción del curso de adaptación del Grado de Trabajo Social de la Universidad de Zaragoza celebraba su graduación. Me eligieron padrino de la promoción. Fue un honor. No me suelen gustar este tipo de entradas que parecen más de promoción personal, pero tampoco deja de ser un acontecimiento que celebrar y compartir. Por otro lado algunos compañeros y compañeras (y algún padre) me pidieron el discurso que leí. Así que me ha parecido este un medio adecuado a través del que compartir el texto. Lo podéis encontrar en este enlace de google docs ( aquí ) Enhorabuena a todos y todas los nuevos grados (también a l@s que lo habéis hecho en otras latitudes)

Las tres bodas de Manolita. De Almudena Grandes.

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España ha vivido de espaldas a su memoria. De niño y adolescente viví en una España que quería olvidar, que le tenía miedo al recuerdo. Había mucho sufrimiento y mucho dolor, pero sobre todo había mucho temor acumulado. De todas manera si hay algo que predominaba fundamentalmente en esos años (estoy hablando de finales de los sesenta y los setenta) era el silencio. Lo que se había visto y oído quedaba escondido, especialmente a oídos de los niños, deduzco que por temor a que nos fuéramos de la boca, por preservar cierta sensación de seguridad. Creo que de esa forma, repetida en muchas casas, se fue generalizando y haciendo común la idea de que acabada la guerra se había acabado todo y cayeron en el olvido las historias de la posguerra. Los únicos recuerdos de aquella Guerra, recuerdos concretos que escuché, lo fueron en boca de mi abuela materna a la que acompañaba en la cocina. Le ayudaba a hacer pequeñas tareas y en el entretanto, muy de tarde en tarde, quizá tal vez en alguna

Un baño de realidad en materia de dependencia. Tribuna. Aurelia Jerez Medina

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Ayer ví en Facebook un escrito de Aurelia, una buena amiga (aunque sólo nos hayamos visto en persona unos minutos, pero las redes sociales tienen estas cosas), Su escrito describe su experiencia visitando a una amiga de juventud que como consecuencia de una enfermedad degenerativa está en situación de dependencia: María.  El escrito de Aurelia me hizo pensar. En más ocasiones de las debidas los Servicios Sociales, sus profesionales, sus organizaciones, nos empeñamos en organizar las cosas de espaldas a las personas. Es probable que la empresa de la que habla el escrito de Aurelia tenga una acreditación, incluso es posible que tenga un sello de calidad, pero lo que es evidente es que organiza mal su logtística, que la lógica con la que organiza sus servicios perjudica el bienestar de las personas, que determinadas actuaciones, incluso suponiendo que puedan ser bienintencionadas generan sufrimiento (por no hablar de la ridiculez del servicio recibido en comparación con las necesi

Crisis y posmodernidad

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La actual situación de crisis se representa ante mí como el laberinto del mito clásico, el laberinto del Minotauro, construído por Dédalo, el ingeniero de la mitología griega, para el primer Señor del mundo mediterráneo: Minos. En la actual crisis los que estamos atrapados por el laberinto somos todos nosotr@s y la pregunta que me hago tiene que ver con la materia de la que están compuestas las paredes del laberinto que nos atrapa, con la personalidad de los nuevos dédalos. Vengo manteniendo desde hace unos cuantos años que esas paredes están formadas, en buena manera, por los conceptos con los que el neoliberalismo ha conseguido imponer en el planeta, en cada uno de nosotros, los conceptos con los que entendemos el mundo que es tanto como decir los conceptos con los que construímos el futuro, si es que el futuro sigue existiendo en el marco del pensamiento neoliberal (ya os adelanto que entiendo que en el neoliberalismo no es otra cosa que una permanente repetición del moment

El sindrome Katrina. Primer balance.

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El mes de junio se presta a hacer balances, supongo que nos queda el recuerdo de los fines de curso escolares y la proximidad del tiempo veraniego hace el resto. Posiblemente por eso me apetece compartir con los que leéis habitualmente lo que escribo lo que han sido estos meses de presentación de El síndrome Katrina. He estado dudando si hacer una entrada de este tipo que resulta demasiado personal, algo que intento evitar en el blog, pero finalmente me he decidido porque entiendo que este medio es, también, un forma de mantener esta extraña comunicación que se establece entre el que escribe y el que lee. Lanzar El síndrome Katrina, presentarlo en unas cuantas localidades desperdigadas por la geografía española me ha facilitado un importante número de experiencias de esas que echas en la mochila que todos tenemos y que, en esta ocasión, no aumentan el peso sino que ayudan a andar. Recorrer unas cuantas ciudades: Bilbao, Santander, Málaga, Huesca, Fuenlabrada y, por supuesto, Zar