TRIBUNA. Ana Sánchez Fumanal. CUIDAR, CUIDARNOS Y GRUPOS
Esta es la segunda entrada de la sección TRIBUNA de este blog. Una sección creada para abrir las puertas de este espacio de reflexión a profesionales y experiencias que creo que pueden resultar de interés.
En esta entrada he invitado a Ana Sánchez Fumanal, trabajadora social y coordinadora del Programa CuidArte del Gobierno de Aragón, que trabaja con grupos de cuidadores de personas en situación de depedencia. En estos momentos Ana, que acumula una larga experiencia en la dirección de grupos, se encarga de la coordinación del programa, de la formación, del seguimiento y apoyo a otros profesionales, que se van incorporando a dirigir grupos de atención a cuidadores. La experiencia me ha parecido siempre muy interesante, tanto para los ciudadanos, como para los profesionales. La forma en que se está haciendo, facilitando herramientas a los profesionales y apoyo continuado para supervisar las tareas de los mismos, resulta, sin duda, clave. Bueno, sin más, os dejo con ella.
Bueno, imaginaba más fácil esto de
empezar a escribir una historia de trabajo social en estos tiempos de
malestares narrada en positivo. Por lo de escribir lo digo, que siempre me
cuesta.
Ésta fue la propuesta de Joaquín y
sí, realmente siento que puedo aportar mi/nuestro granito de arena para llegar
a ese objetivo porque os voy a hablar de un programa que hacemos posible mucha
gente, casi cien.
Me voy a permitir tirar un rato
del hilo del trabajo con grupos que lanza Teresa Zamanillo en su entrada en
este mismo blog. Estoy completamente de acuerdo contigo, Teresa, en que para
realizar un trabajo con grupos ético, efectivo y de calidad es necesario
formarse y que es posible simultanear la intervención y la formación, y que el
trabajo con grupos ES POSIBLE Y (añado) MUY, MUY CONVENIENTE.
En Aragón llevamos varios años
realizando intervenciones profesionales grupales con personas que cuidan a sus
familiares en situación de dependencia.
Se trata de una intervención
profesional dirigida a mejorar las vivencias y con ello la calidad de vida de
las personas que, dentro de sus familias, tienen el rol de cuidar a alguno de
sus miembros con pérdida de autonomía.
Cuando las personas cuidadoras
llegan a los grupos su relato está centrado en la persona cuidada y muchas
veces ni siquiera están ellos en él. A través de la intervención profesional y
con el trabajo y apoyo del propio grupo se aventuran a cambiar esa narración.
Cuando las sesiones grupales llegan a su fin much@s son capaces de contar su
historia en otros términos, suelen conseguir darse un espacio en ella como
principal protagonista, con sus emociones y necesidades ,al menos, al mismo
nivel de importancia que aquellas de las personas cuidadas. También son
invitadas a incluir en ella sus proyectos de futuro. Esto genera importantes
cambios positivos en las personas.
L@s cuidadores/as que participan
en los grupos encuentran su principal valor en la posibilidad que se les brinda
de compartir sus relatos con personas que viven una situación similar. A partir
de ello y a través de la labor del profesional que los acompaña se genera un
apoyo que va más allá de la queja, se dirige a encontrar alternativas más
acordes a sus deseos que les permitan mejorar la valoración de su calidad de
vida así como su crecimiento personal.
En definitiva, que l@s cuidadores
salen de los grupos, como ellos mismos dicen, “más fuertes”, con las ideas más
claras, sintiéndose apoyados, comprendidos y con alternativas. Esta es la magia
de los grupos.
Y ¿qué pasa con los profesionales
que los conducen?
Reconozcamos que trabajar con las
emociones de otras personas es complejo, más con aquellas de personas que están
viviendo una situación estresante, difícil y a menudo angustiosa.
Sabemos que la vida de los grupos es
así mismo compleja. Las interacciones se multiplican exponencialmente y el/la
profesional que lo conduce necesita conocer bien su mecanismo de funcionamiento
y adiestrar su capacidad para encontrar puntos de equilibrio entre las
necesidades del individuo y del grupo, entre lo que se dice y se calla, entre
lo que las personas desean y encuentran en el grupo.
Un trabajo tan exigente podría
terminar siendo fuente de malestar para el profesional. Sin embargo, a través
del apoyo que supone la supervisión grupal hemos conseguido que sea fuente de
satisfacción.
El trabajo social es una profesión
exigente desde el momento que nos dirigimos a personas solas, agrupadas o en
comunidad. Y en momentos de duelo, como el presente, por todo lo que nuestro
sistema de servicios sociales está perdiendo pienso que los profesionales
necesitamos apoyo y asesoramiento para situaciones de crisis éticas,
sentimientos de impotencia,…
La experiencia vivida me dice que
los grupos también son posibles y convenientes para l@s profesionales. La
supervisión grupal y otros sistemas de asesoramiento como la intervisión (y
esto lo podemos hacer entre nosotr@s sin más gastos extra que nuestro tiempo y
conocimientos) son posibles y muy convenientes para cuidarnos.
Las experiencias grupales
satisfactorias motivan a participar en nuevos grupos y éstos vertebran nuestra
comunidad. Los seres humanos atendemos gran parte de nuestras necesidades en
grupo, es por tanto una valiosa herramienta para los trabajadores sociales
aprender a trabajar con ellos así como vivir en ellos con el objetivo de
cuidarnos, “hacernos más fuertes”, clarificar ideas, apoyándonos y buscando y
encontrando alternativas aceptables para nosotros en estos tiempos de
malestares.
Ana Sánchez Fumanal.
Retomo la voz como administrador del blog:
A continuación os cuelgo el video elaborado por Aúrea Martínez y Gregorio Perezzan, unos magníficos cineastas, que entendieron y supieron expresar perfectamente la esencia de este trabajo con grupos de cuidadores. El video dura 15 minutos y es una pieza de arte que os recomiendo ver. Se titula Cuidadores. El video sirvió para explicar a propios y extraños, con un lenguaje artístico, aunque sea cine documental, la esencia fundamental del programa y sus efectos en las personas.
Ana, no puede decirte mucho más que enhorabuena, no puedo estar más deacuerdo contigo. Ya ñado algo más: es la mejor vacuna contra el queme profesional en la atención. Un saludo. Nacho
ResponderEliminarAna, acabas de poner en palabras lo que a mi tanto me cuesta explicar. Participar en estos grupos de supervisión e intervisión, me ha permitido llevarme impregnada en la piel esta nueva manera de hacer, como una mirada nueva tanto en el trabajo con grupos como de cara a mi trabajo diario, organización, y por supuesto a mi persona. Un crecimiento personal y un balón de oxígeno tan necesario en nuestra profesión que se debería implantar como algo intrínseco a nuestro trabajo. Enhorabuena Ana y demás compañer@s del Programa CuidArte. Inés Jiménez
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