Los habitantes de Sherwood, de Patxi López
Hace unos días, el 4 de marzo para ser más exactos, la Fundación Ramón Rubial y el PS-EE de Bizkaia organizaban en Bilbao la presentación de El síndrome Katrina. Lo anuncié en el blog y lo he venido señalando o comentando en facebook o twitter.
El libro lo presentó Patxi López, el Lehendakari y Secretario General de los socialistas vascos. Para mí fue un momento importante. El síndrome Katrina lo escribí con intención de que la desigualdad, que me parece que pasaba y pasa desapercibido en el debate social y político, comenzara a ser un tema habitual en la discusión política en nuestro país. El hecho de que Patxi López asumiera la presentación del libro e iniciara el acto con una intervención dedicada a este tema me parece, personalmente, un paso importante en esa dirección.
Además Patxi ha escrito una entrada en su blog personal sobre el libro, la desigualdad y el acto de presentación al que he hecho referencia. Me ha parecido que debía compartir esa entrada de blog con l@s lectores de este blog. De cualquier manera el enlace al blog de Patxi López lo encuentras aquí.
Los habitantes de Sherwood
Salgo ahora de la presentación de “El Síndrome Katrina” de Joaquín Santos,
un libro atractivo, provocador desde el título, y que parte de una
premisa interesante: vivimos en una sociedad cada vez más desigual, con
cada vez mayores brechas sociales, pero, sin embargo, es éste un asunto
que no percibimos como problema. Que ha desaparecido del debate público.
Es esto lo que trata de analizar Joaquín
(el por qué de esta ceguera ante la desigualdad social) y es aquí donde
entra “El síndrome Katrina” que da título al libro y que está marcado
por dos factores:
• el sentimiento de miedo que impregna a
la ciudadanía. Miedo a la crisis, miedo a ser despedido, miedo a no
llegar a final de mes…
• y ese relato que la derecha neoliberal
está metiendo con calzador en el discurso público, que justifica la
desigualdad, que nos dice que no hay alternativa a los recortes y, lo
que es peor, que la culpa es de la víctimas.
Suena terrible, pero es así.
Hemos atendido a bancos y a banqueros (a
los que hemos dado más de 40.000 millones de dinero público para sanear
sus cuentas mal gestionadas) y hemos desatendido a los ciudadanos y
ciudadanas (a los que sólo hemos repartido las cargas de las
consecuencias de la crisis como si ellos hubieran sido los responsables
de la misma).
El propio presidente Rajoy nos dijo, hace poco, que no hay indicadores sobre desigualdad. ¿Cómo se puede estar tan ciego ante la realidad?
Ahí tenemos el reciente, y demoledor, informe de Intermon Oxfam sobre la desigualdad y que ha arrojado algunos datos terribles:
- España es el segundo país más desigual de Europa, por detrás de Letonia.
- Los 20 españoles más ricos tienen la misma renta que el 20% de la población más pobre.
- Y las previsiones son que la brecha siga aumentando en el futuro.
Pero es que, además, vivimos en un país con:
- Casi 5 millones de parados.
- Casi 2 millones de familias tienen a todos sus miembros en paro.
- Según Caritas, 1 de cada 5 personas vive por debajo del umbral de la pobreza.
- Donde los salarios de los trabajadores han bajado una media del 10% desde la aplicación de la Reforma Laboral, mientras que el de los directivos ha aumentado un 6% de media.
- Un país en el que ha aumentado el número de millonarios. En el último año de crisis, 47.000 personas han alcanzado la condición de millonarios en España.
Es decir, nuestros pobres cada vez son más pobres y cada vez hay más; mientras los ricos, también lo son más.
Por tanto, ¿cómo puede decir Rajoy que
no hay indicadores de desigualdad? Sólo tiene que salir del despacho y
cruzar la calle para chocarse contra ellos.
Cada parado, cada jubilado que con su
pensión ha vuelto a hacerse cargo de su familia, cada persona
desahuciada, cada trabajador temporal… es un indicador de esa
desigualdad que Rajoy no quiere ver.
Lo decía Krugman hace unas semanas: la desigualdad es el gran desafío que caracteriza a nuestra era.
Pero no nos podemos quedar en el
lamento. Estamos en Política para ofrecer soluciones. Y creo que desde
la Política tenemos la capacidad de tomar decisiones que ayuden a
redistribuir la riqueza y garantizar iguales oportunidades al conjunto
de los ciudadanía. ¿Cómo?
- Con unos servicios públicos universales y de calidad.
- Con una fiscalidad más justa y progresiva: No hay sociedad justa sin una fiscalidad justa. Y la fiscalidad que tenemos hoy en España no es justa. En Euskadi tampoco y por eso, gracias al impulso de los Socialistas, estamos empezando a cambiarla.
- Y con políticas de crecimiento, que ayuden a nuestra economía productiva a ser competitiva.
Son éstos los ejes sobre los que se puede crear una política de igualdad y de redistribución de la riqueza.
Son éstas, las cuestiones que han guiado
la política de los Socialistas Vascos, tanto cuando estábamos en el
Gobierno, como ahora en la oposición.
Y son éstas las recetas que ayer se echaron en falta, que no se escucharon, en ese Foro Global que tuvimos en Bilbao y que nos trajo a todos los prohombres y promujeres de la economía mundial.
Cuando uno escucha a Christine Lagarde, a De Guindos
y a otros tantos, hablar de “profundizar en las reformas ya iniciadas”,
de “seguir el rumbo marcado”… se echa a temblar, porque pretenden
insistir y seguir imponiéndonos el camino de la austeridad expansiva y
no del crecimiento.
Pretenden seguir atendiendo sólo los intereses de los mercados y no los de las personas.
Pretenden seguir aplicando las recetas que han provocado el mayor deterioro social de la historia de Europa.
Y la respuesta no pasa por quemar
contenedores y romper escaparates, como lamentablemente también vimos
ayer, sino por plantear alternativas y romper (democráticamente) con las
políticas que dinamitan la igualdad y abandonan en la miseria a miles
de ciudadanos.
Está bien que haya quien se sienta
absolutamente satisfecho porque algunos datos macroeconómicos empiecen a
mejorar (yo me alegro de ello). Pero, desde luego estoy absolutamente
insatisfecho, de lo que tratan de ocultar con esos datos.
Porque ocultan la realidad. Ocultan la
vida de esos habitantes del bosque de Sherwood, a los que Joaquín dedica
el libro, en una imagen evocadora que, de alguna forma, resume muy bien
el sentido de este libro, la apelación a esos miles de ciudadanos,
apartados hoy de las grandes políticas.
Foto: Argazki. Gobierno Vasco.
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