Presentación de El síndrome Katrina.
El próximo 26 de febrero, miércoles, en Zaragoza, en la sede de Bantierra, en Coso 29 (Antiguo Casino Mercantil), en la sala de las columnas, presento un nuevo libro: El síndrome Katrina. Por qué no sentimos la desigualdad como un problema.
El libro lo edita el Colegio de Trabajadores Sociales de Aragón y se pondrá a la venta en unos días. después de la presentación por diferentes canales de comercialización.
¿De qué va? Os dejo con una de las primeras páginas del libro que ofrece un sucinto resumen del contenido.
La tesis de este libro
La
desigualdad está creciendo a pasos agigantados tanto a nivel local como global y
está produciendo un impresionante deterioro en la calidad democrática de
nuestras sociedades y en el crecimiento económico. Sin embargo, salvo escasas
excepciones, este fenómeno ha desaparecido de nuestra percepción social y de
los discursos políticos, ha dejado de ser un valor inspirador de nuestras
acciones colectivas, hemos dejado de sentirlo como problema, lo hemos
banalizado. Y cuando se habla de desigualdad, o de igualdad, estamos hablando
de cosas distintas a las de hace sólo unas décadas. El contenido de este
concepto en permanente disputa desde su surgimiento como valor de la
Modernidad, ha venido variando en contra de los intereses de la mayoría de una
forma aparentemente imperceptible.
Esta
evolución en torno a la conceptualización y significado de la igualdad en
nuestras sociedades se puede configurar y analizar como un síndrome. En este
libro voy a intentar analizar sus características. El nombre de Katrina hace
referencia al desastre que se produjo en Nueva Orleans el 29 de agosto de 2005.
En esa fecha un huracán provocó una terrible catástrofe humana. Lo sucedido
esos días sirve para ilustrar y visualizar la forma en que vivenciamos el
problema de la desigualdad.
El
síndrome Katrina influye poderosamente en nuestra percepción de la realidad
social y en los conceptos que definen cómo debemos organizar nuestra
convivencia. Ataca, por lo tanto, a nuestra perspectiva ética y política. Por
sus características recuerda al de Estocolmo, sólo que esta vez el secuestro,
que afecta a la mayoría de la población, es metafórico. Es un secuestro del
lenguaje y de la percepción que provoca fundamentalmente un cambio en la toma
de postura y ante las diferentes formas posibles de organizar la sociedad que
hace que se acaben aceptando soluciones que van en contra de los intereses de
los propios “secuestrados”.
Se
trata de un síndrome provocado por dos factores que se presentan en las
actuales sociedades occidentales en abundancia: el predominio del sentimiento
del miedo, que actúa como una banda sonora, aportando el tono emocional
adecuado y la preponderancia de unos nuevos relatos explicativos de la realidad
que justifican la desigualdad y sus consecuencias sociales.
Hay
un grupo de personas y corporaciones globales muy interesados en que nos
afecte, en provocarlo, favorecerlo, hacer que crezca. Son los que nos tienen
secuestrados. Se trata del grupo de los privilegiados que suponen el 1% de la
población y que tienen un especial interés en la extensión del fenómeno. Son
los fundamentales beneficiarios de esta ceguera personal, social y política
hacia el fenómeno de la desigualdad.
Cualquier
lector de novela negra sabe que el asesino suele ser aquél que tiene móvil y
oportunidad. En esta historia que les propongo, como verán profundamente
literaria, siguiendo este hilo conductor, nos va a resultar evidente quienes
son los culpables; no es que todavía se vea el humo saliendo del cañón de la
pistola, es que todavía están disparando y nosotros somos el blanco.
Pues habrá que meterlo en la agenda ;)
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