¿Soñamos?





Esta foto me atracó por sorpresa cuando navegaba por internet y me dijo:
-Si quieres seguir escribiendo me tienes que sacar en tu blog.
-Bueno, pero tampoco es para ponerse así.
-Eso lo dirás tu. Ya sabes como son los atracos. O me sacas o me sacas.
-Vale, vale. Te saco.
Como ves, amable lector, no he tenido más remedio que poner aquí esta foto. Pero la conversación no acabó ahí, no iba a ser tan fácil.
-Pero no me saques sin más que nos conocemos. Tienes que comentarla. Inventarte una historia que le pegue.
-Ya empezamos con exigencias. Esto más que un atraco es un secuestro.
-¿Y te parece que no te tienen secuestrado los dueños del Mercado?
-Bueno, si te pones así... Lo mismo tienes razón. Hecho.
Así se las gastan, en estos tiempos convulsos, las fotos, las noticias, los videos, los comentarios de los amigos en las redes sociales. Será que es tiempo de apremios, de apreturas, de alarmas, de sensateces contra la insensatez.
-Dime lo que piensas escribir.
-¡Hombre, digo, foto! Así en frío...
-Empieza ya o te quito la inspiración
No me pareció oportuno llevarle la contraria, al fin y al cabo me estaban atracando, y tampoco era cuestión de contarle que yo inspiración, inspiración, como que no tengo; tampoco tenía ganas de discutir. Comencé mi relato.
 "Hace 40 años un brujo se acercó a la aldea, investido de misterio y aparente sabiduria contaba historias de otras épocas. Historias de tiempos felices en los que todo el mundo era libre, en los que el Estado no te quitaba parte de tus ingresos via impuestos, en los que podías hacer lo que quisieras. ¡Qué tiempos aquellos en los que había libertad!
Vivir es como jugar al monopoli decía a los niños y niñas. Cuando juegas al monopoli puedes llegar tan lejos como nunca has imaginado.Nadie puede impedirte que te hagas  con todo el papel sobre la mesa, puedes hacerte con todas las propiedades, no hay límites, no hay libertad mayor, no hay felicidad mayor"
Hice una pausa mayestática para darme importancia, pero la foto no interpretó bien tan regia estampa, me miró con cara de mala leche y me dijo:
-¿Y ya está?
-Estaba haciendo una pausa para echarle algo de cuento al asunto.
-Dejate de tonterías y acaba que no están los tiempos para chorradas.
Proseguí:
"Los niños y niñas de la tribu picaron y decidieron que vivían en un mundo injusto porque había impuestos, porque había cosas en común, porque querían ser libres. Querían que el mundo fuera como el monopoli.
Siguiendo los consejos del brujo pusieron de jefe de la tribu a un señor con apariencia de técnico, muy bien vestido, que les decía que ahora sí que iban a ser libres. Iba a desregularizarlo todo. Esas tonterías de los sistemas de protección, para qué, os quitan libertad. Así no se puede jugar al monopoli en condiciones"
La foto detuvo mi narración.
-Ya, y ahora dirás que fueron felices y comieron perdices.
-Pués algunos bien que lo creen.
De repente me he despertado de un profundo sueño y me he encontrado esto escrito en la pantalla del ordenador. No es que sea gran cosa pero últimamente me fio de mis sueños. Es cierto que no tiene moraleja, pero creo que es fácil llegar a la conclusión.

O echamos al brujo de la aldea o lo tenemos claro, seguiremos jugando al monopoli.
 
Y para acabar esta entrada un ratito con Eduardo Galeano: Derecho al delirio.



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