La vida ante sí, de Romain Gary

La lectura de esta pequeña joya literaria se la debo, como en otras ocasiones, a las recomendaciones de la librería Cálamo (web aquí). 

El protagonista de nuestro libro es Momo, un muchacho que se mueve entre el final de la niñez y la preadolescencia. Es el hijo de una prostituta dejado bajo el cuidado de una mujer mayor, judía, superviviente del campo de concentración de Auschwitz, que en su momento también tuvo que dedicarse a la prostitución. En realidad la mujer se gana la vida cuidando y atendiendo, en su piso de los suburbios de Paris, a todos los niñ@s que puede. Por eso en la vivienda no paran de renovarse las caras de los chicos y chicas con los que convive Momo.

Como es obvio la vida del muchacho se desarrolla en los márgenes de la sociedad. Sobrevive y aprende gracias a una curiosa galería de personajes marginales: prostitutas, transexuales, travestis, inmigrantes de todo tipo y condición, gente pobre o empobrecida. Pese a ese ambiente teóricamente poco favorable Momo aprende a vivir, a amar, a ser él mismo. Quiere y es querido. Muchos personajes son dibujados con la dignidad humana que les caracteriza. Quizá en este sentido es una novela algo diferente, que salta sobre los convencionalismos y las imágenes cerradas y predominantes. En este sentido ni carga las tintas en lo escabroso ni se sale por la tangente con una visión optimista o alejada de la realidad.

Momo no es un protagonista pasivo. Actúa, decide, asume sobre sus hombros el peso de su vida. En realidad maneja los hilos de los acontecimientos y de la historia, consigue lo que necesita y si es necesario manipula a los adultos que se dejan convencer o engañar, a sabiendas o no.

El narrador es un transcriptor. La novela está escrita como si se hubiera grabado lo que Momo cuenta y se reescribiera por medio de otras manos, con alguna corrección, pero respetando la forma de hablar del protagonista. El lenguaje se vuelve, gracias a este recurso, chocante, eficaz. En realidad te acerca y adentra más en las tripas de la situación. Facilita el humor y la ironía, especialmente cuando Momo utiliza expresiones que no le son propias o palabras a las que se les cambia el significado o se utilizan en un contexto inesperado y que no corresponde. Formalmente es, por lo tanto, una pequeña caja de sorpresas y alegrías. 

Creo que la novela es distinta a lo habitual, desde luego muy diferente, desde la calidad literaria y desde sus entrañas, a los típicos best-sellers y novedades más renombradas. La novela, escrita en 1975, demuestra que hay muchos libros de enorme calidad por descubrir. Que hay clásicos que están muy bien y que a los que conviene darles una oportunidad.

Otro elemento que le puede sumar interés a la novela es que fue galardonada con el premio Goncourt y que Gary es el único autor con dos novelas premiadas (aunque la historia sobre el premio de esta novela y los dimes y diretes entre el autor y la crítica tiene un interés propio que descubrirás si te decides a leerla) Por cierto está publicada por Debolsillo (web aquí)

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