Nos hace falta tomar medidas

Ya disculparéis que haya jugado con el titular como lo hacen a menudo los medios de comunicación, buscando la atracción de lo  escabroso. De cualquier manera, después de leer el libro que va a ocupar esta entrada del blog, esta es la frase que me ha venido a la cabeza, así que aunque me lo he pensado he optado por dejarlo. Espero que una vez leída esta entrada entiendas porqué.

El libro al que me estoy refiriendo se titula Medir nuestras vidas. Las limitaciones del PIB como indicador de progreso. (enlace a página de la editorial RBA aquí),  Cabe advertir antes de nada, que el texto es fruto del trabajo llevado a cabo por una comisión de expertos internacionales creada por el Estado francés, en concreto por el Presidente Sarkozy (ya, también a mí me sorprendió, pero este hecho no debe prejuzgar ni la sinceridad del encargo, ni el trabajo de los autores). La comisión está dirigida por Joseph Stiglitz, Amartya Sen y Jean Paul Fitoussi. Y el encargo consistía en indagar sobre los límites que el PIB tiene como indicador del progreso de nuestras sociedades. Algo conocido y debatido con anterioridad pero a lo que creo (dentro de mis limitaciones, no soy ningún especialista) que los autores dan una interesantísima vuelta.

El libro tiene una extensión de 202 páginas, es de tamaño pequeño y su carácter es divulgativo, ya que las partes más técnicas de las propuestas y reflexiones no se han incorporado. Digamos que lo puede leer cualquier persona interesada, los más habituados a este tipo de texto sin dificultad, y los más noveles con un poco de esfuerzo.

Llevaba un tiempo cogiéndolo y dejándolo de las estanterías de las librerías que visito. Me interesaban sus autores, especialmente Stiglitz, del que ya he comentado algún libro en este blog, y al que sigo dentro de un orden, y Sen cuya teoría de la justicia basada en la igualdad de capacidades me resulta tremendamente atractiva (ver entrada sobre el libro de Marta Nussbaum, las fronteras de la justicia aquí)) Al final la tentación se impuso


El contenido del libro se basa principalmente en la tesis de que nuestras formas de medir el progreso de las sociedades es erróneo ya que se basa, casi exclusivamente, en el dato de crecimiento del PIB. Pensamos poco en el reparto de la riqueza creada, o en el aumento real de la calidad de vida, o en la sostenibilidad de ese crecimiento de cara a nuestro presente y especialmente de cara al futuro que dejamos a las generaciones venideras.

El libro resulta interesante, al menos en lo que a mí respecta, cuando entra realmente en materia. Digamos que en sus primeras 60 páginas, aparte de las introducciones y presentaciones incorpora un resumen que puede inducir a algunos a pensar que ya se han leído lo fundamental del libro y a abandonar la lectura en ese momento. Reconozco que fue una tentación que personalmente tuve. Perseverar en el contenido me descubrió el error en el que podría haber incurrido. Lo mejor está en las tres partes siguientes que dedica a:
  • Cuestiones clásicas sobre el PIB
  • Calidad de vida
  • Desarrollo sostenible y medio ambiente.
En estos capítulos se recogen todos los puntos de vista existentes sobre las diferentes formas de medir la realidad de las que disponemos, las estadísticas, sus carencias, y finalmente se realizan propuestas de hacia donde se debería caminar para mejorar nuestras formas de medir la complejidad de las sociedades en las que vivimos.

A los que estos temas nos resultan de interés, aunque sea de forma tangencial, ya que las utilizamos con frecuencia ya sea profesionalmente o en el debate social, político o filosófico, el contenido del libro nos puede ayudar a aterrizar y ponderar los datos e indicadores que manejamos a la hora de valorar la realidad.

Creo que el libro también puede ser interesante porque pone en evidencia la importancia de medir la realidad, medir lo que hacemos y hacia dónde caminamos. En ocasiones las profesiones de ayuda, especialmente el trabajo social (no es la única) nos podemos dejar llevar más por las sensaciones subjetivas y poco por las medidas e indicadores concretos.

Al hilo de esta lectura no puedo dejar de reflexionar sobre algo que tiene que ver, aunque sea tangencialmente, con el contenido del libro. Hace unos meses tuve la fortuna de participar en un foro de trabajo y reflexión dedicado a pensar en el Sistema de Salud, integrado fundamentalmente por personas que llevan años trabajando en este ámbito. Se que lo que voy a decir puede sonar a bisoño, pero lo pensé y lo pienso. Me interesó, especialmente, la continua referencia a la necesidad de esgrimir evidencias científicas que manifestaran los logros alcanzados, que midieran y comparasen unas formas de trabajar u organizar las cosas con otras. Es un tipo de reflexión y referencia que escucho poco en el ámbito de los Servicios Sociales y pensé que me gustaría escucharlo más

El Sistema de Servicios Sociales y el Trabajo Social necesitan imperiosamente, avanzar en la investigación de sus logros, en medir si los objetivos que se propone se consiguen, en comparar unas formas de trabajar con otras, en alcanzar las evidencias científicas que documenten para qué servimos. Como se puede apreciar en el libro que ocupa el comentario de este libro, esta es una realidad que no es exclusiva del ámbito de los Servicios Sociales, las estadísticas que suelen usar los Estados, incluso los más desarrollados, miden mal los efectos de las políticas públicas en general, pero esto no debe ser excusa, ni para no conocer los límites, ni para no avanzar en el diseño de las medidas, ni para no avanzar en la cientificidad de nuestras formas de actuar.

Innegablemente el libro me ha recordado la importancia que tiene el hecho de que el Sistema de Servicios Sociales avance, también, en medir sus logros. Personalmente participo en la elaboración anual del Índice DEC de la AEDGSS (web aquí) que es un ensayo de medida de su nivel de desarrollo que nos permite, por primera vez, comparar lo realizado por las diferentes CC.AA. Una humilde aportación. Creo que debemos, colectivamente, plantearnos que necesitamos avanzar por estos senderos, que deben ser, plurales.

Digamos, para redondear la entrada, y justificar el título de la entrada, que creo que nos hace falta tomar medidas, y muchas, que manifiesten para qué sirve lo que hacemos y nos lleven a cambiar lo que no sirve para mejorar nuestra eficiencia. Entiendo que esta debe ser la mejor forma de defender tanto nuestra profesión, como al Sistema de Servicios Sociales. 

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