Penas y personas. 2810 días en las prisiones españolas. De Mercedes Gallizo
Mercedes Gallizo tiene una larga trayectoria social y política a sus espaldas. Ha participado en muchas peleas y nunca ha dejado de tener una importante pulsión humanista que emerge continuamente a lo largo de las páginas que ha escrito.
Quizá los datos más destacables de su última trayectoria pública sean que fue diputada del PSOE por Zaragoza del 2000 al 2004, un tiempo en el que desarrolló la tarea de portavoz parlamentaria de asuntos penitenciarios. A partir de la victoria del PSOE en las elecciones de 2004 pasó a ocupar el puesto de Secretaria General de Instituciones Penitenciarias, cargo que ocupó hasta el año 2011.
A partir de esta experiencia de responsabilidad y gestión política de un ámbito tan complejo como el de las penitenciarias Merche ha escrito un libro bello. Debo advertir que entiendo el sentido de bello desde una perspectiva que se coloca conscientemente fuera de la actual banalización del término, utilizo bello para referirme a lo que tiene que ver con la dignidad humana que emerge de muchas maneras en las páginas de Penas y personas, en las cartas de los presos, en las actitudes de muchos funcionarios, en las propias opiniones de la autora, en los avances conseguidos, en los voluntarios que desarrollan sus tareas para mejorar la vida de los reclusos.
Como se deduce de lo que acabo de escribir el libro recoge un importante número de cartas que los presos escribían a la Secretaria General para solicitar o explicar su situación. Son cartas repletas de sufrimiento, de amor, de dignidad, de indignación, de esperanza, de resignación, de desesperación, de tantas y tantas cosas. Son cartas escritas a una Secretaria General pero el libro, de un forma sutíl, nos redirige esas cartas al conjunto de la ciudadanía, es como el reenvío de un correo electrónico a todos y cada uno de sus potenciales lectores, a todos y cada uno de los españoles y están ordenadas de tal manera que lo que se consigue es que reflexionemos y pensemos sobre la situación de las prisiones en España, sobre nuestro sistema penal, sobre nuestro sistema penitenciario, sobre nuestros prejuicios sociales respecto a los presos, sobre el desequilibrio e inequidad en la entrada y la salida de prisión, sobre...
Creo que seleccionar las cartas para reenviarnoslas es una hábil estrategia: da el protagonismo a las personas, a los ciudadanos, a los reclusos; les da voz, los pone en el centro. ¿Qué mejor que las palabras de los que sufren para conseguir que movamos el botón de la empatía y entendamos lo que pasa al otro lado de las rejas? Seguramente una reflexión ensayística, ni siquiera una libro de ficción, conseguiría el efecto de mover nuestra conciencia ante el problema.
Si las cárceles son un reflejo de la sociedad que las crea, y creo que así es, la imagen que aparece en el espejo muestra una sociedad que no me gusta nada pero que reconozco cuando la veo. Veo crueldad, veo indiferencia, veo injusticia, veo desigualdad, veo dejación....
Mercedes va desgranando entre carta y carta y en algunas introducciones a capítulos, su punto de vista sobre el asunto, con mucho tacto, con respeto, con una distancia cercana, con pasión contenida, con convicciones profundas, con resignación esperanzada, con experiencias fecundas; con un canasto lleno de frutos concretos, poco conocidos, poco valorados, que pueden parecer poco a muchos pero es mucho más de lo que parece.
Os recomiendo la lectura, adecuada para toda persona interesada en el tema, pero especialmente a las personas que desempeñamos nuestras funciones en el ámbito de la política social o los servicios sociales. El libro nos habla también a nosotr@s y dicen unas cuantas cosas de lo que hacemos. Sin ir más lejos yo saco la conclusión de que es imprescindible coordinar de una forma mucho más eficaz la actuación de los Servicios Sociales con la política penitenciaria para facilitar la reinserción de las personas que entran en prisión.
En vez de seguir comentando el libro prefiero dejaros con algunos de los fragmentos que me han resultado más significativos.
"España es uno de los países del viejo continente con mayor porcentaje de personas presas, a pesar de tener una tasa de delincuenca por debajo de la media europea"
"Las cárceles están habitadas mayoritariamente por personas pobres, sin medios para afrontar con éxito cualquiera de estos problemas. Esto es lo que más indignación produce. Saber que, aunque las leyes digan lo contrario, no somos iguales ni se nos trata de la misma manera"
"En el fondo se sigue pensando que la dureza del sistema lo convierte en más eficiente. Y eso es lo que me interesa refutar. En mi opinión, sucede justo lo contrario. Si se quiere recuperar a las personas, enseñarles a normalizar su vida, ayudarles a sanarse, la dignidad de las instalaciones es un instrumento para hacerlo. Así lo entienden los países más avanzados...Repudiamos la venganza como sentimiento y mucho más como identidad de un sistema de penas democrático, pero somos muy comprensivos con quienes la demandan"
"Muchas personas piensan que la legislación de menores es muy benévola con ellos y que hay que aplicarles medidas mucho más duras, para que aprendan...Qué error y qué crueldad. La única manera de que estos jóvenes cambien sus valores, su forma de vivir y sus expectativas es ofreciéndoles algo que no han tenido nunca: apoyo, comprensión, respeto, formación y expectativas de futuro"
"Un estudio de campo realizado en las prisiones españolas en 2006 reveló antecedentes de enfermedad mental documentada en el 17,6% de las personas que ingresan en prisión... Uno de cada cuatro internos tiene recogido uno o varios diagnósticos en su historia clínica. Esta proporción se eleva a uno de cada dos, si consideramos los antecedentes de abuso o dependencia de drogas... No es un problema sólo español. Toda Europa vive la misma realidad: las prisiones se han convertido en los psiquiátricos del siglo XXI"
"(de un discurso de 2006) "Cuando llegué a la Dirección General pensaba que podríamos cambiar muchas cosas en poco tiempo; ahora sé que podremos cambiar algunas cosas y no muy aprisa. Pertenezco a la generación que quería cambiar el mundo, pero he comprendido que el mundo gira despacio sabiamente y que las prisiones son el resultado de muchas cosas que no podemos cambiar nosotros solos" A pesar de ello, creo que la experiencia de estos años demuestra que, si el optimismo de la voluntad se sobrepone al pesimismo de la razón, se pude avanzar mucho más de lo que uno se imagina"
Tengo montón de ganas de leerlo, ya que me han hablado de el libro varias personas, y muy bien además. La impresión que me quedó de esta señora es justamente la que has descrito al final, que vino muy fuerte y poco a poco la cosa se fué desinflando.
ResponderEliminarPendiente leerlo, pues quería yo también comentarlo en mi blog. Te has adelantado y me parece muy bien, para que se abra este mundo tan desconocido al resto de la sociedad y, en ello andamos.
Debo reconocer que es un ámbito que siempre me ha resultado muy lejano. El libro de Merche me ha puesto ante los ojos una realidad que probablemente no quería ver. Es un buen libro y toca un tema necesario. Gracias por la valoración y la lectura.
EliminarHabría que empezar por plantearse el conocimiento que ella tenía cuando tuvo el cargo ,del Trabajo Social , trabajadores sociales y su desarrollo dentro de la Institución. De hecho aunque no dudo de sus buenas intenciones en un lugar donde los cambios pueden ser costosos , la respuesta asistencialista desde arriba es fácil y ella tuvo en sus manos iniciar otro tipo de cambios que no se produjeron .
ResponderEliminar