Eso siempre ha sido así

Hacía ya bastante tiempo que no me dedicaba a comentar frases que traslucen lo que pensamos y como lo pensamos. Frases que hacen de pantalla para ver la realidad. Hace unos días, hablando de la actual situación socioeconómica salió a colación el debate sobre el reparto de la riqueza y la inutilidad del PIB para medir el bienestar de las gentes. 

En realidad yo estaba comentando una noticia periodística que afirmaba que en 2017 habremos recuperado el PIB de 2007. Buena y mala noticia. Buena en el sentido de que se recupera la creación de riqueza, al menos tal y como la mide el PIB, buena porque parece que podría haber más para repartir. Mala porque sólo recuperamos esa senda 10 años después y pésima porque a esa recuperación de los datos macroeconómicos no les van a acompañar la recuperación del status quo de la cohesión social que teníamos hace 10 años.

Crecimiento económico y reducción de la desigualdad pueden estar correlacionados pero no mantienen una relación causal por más que en algunos relatos se insista en ello. Es verdad que si no hay no se puede repartir, pero también es verdad que porque haya más tarta no se va a repartir mejor. Si el que reparte decide quedársela toda a los que están mirando les va a dar lo mismo el tamaño pastel, su parte va a seguir siendo la misma (nada). Es ahí donde interviene el factor político que está por encima de la mera gestión que es como pretende presentársenos el asunto desde la perspectiva neoliberal.

Añadía, por mi parte, que la crisis económica había sido aprovechada por algunos para mejorar sus posiciones económicas. Que aquellos cuya riqueza depende fundamentalmente de los bienes mobiliarios han visto incrementado en bastante su patromonio. Que el mayor problema para mantener el gasto social es que se ingresa poco y de forma muy desigual. Que los ricos tienen miles de maneras de eludir el pago de impuestos. Etc, etc, etc

La respuesta fue la frase que sirve de título a esta entrada: Eso siempre ha sido así.

Que queréis que os diga. Fue como un déjà vu. Soy capaz de recordar la frase en sus diversas posibilidades desde lo más remoto de la infancia. La pronuncian siempre gentes que creen que no les va mal, incluso gentes que no son conscientes de lo cerca que están del filo de la navaja. Es una frase que parece que se haya pronunciado después de una enorme dosis continuada de "amiplín" combinada con "queledén"

No les van a convencer ni los datos, ni los argumentos, ni las evidencias... Vivimos en un mundo dominado por las emociones y los prejuicios y seguimos sin ser capaces de darle la vuelta a la fe del carbonero con el que algun@s se agarran al lugar común: los ricos siempre se han aprovechado y a mi más me vale intentar ajustar mi actuación a la de ellos. Eso siempre ha sido así. En elipsis nos encontramos con la verdad de fondo: ¿Para qué me voy a implicar en cambiarlo? Argumento al que sólo le falta un aditivo: "todos son iguales, todos roban de la misma manera" "el que se mueve algo buscará" y otras lindezas por el estilo.

Debo reconocer que por muy avisado que esté este tipo de actitudes y reflexiones me siguen sorprendiendo e intrigando a la vez. Por eso el intento continuo de intentar comprender el porqué se piensa así.y la búsqueda del factor que hace que las cosas se vean de esta manera. En ello sigo. Pero de momento y para acabar esta entrada, me agarro al refranero:  "no hay más ciego que el que no quiere ver" y a la sabiduría clásica de literatos como el Marqués de Santillana o el mismísimo Gracián que mantenían en sus escritos que "no hay más sordo que el que no quiere oir". Y es que hay mucho de voluntad y de no voluntad en la frasecita.

Comentarios

  1. Durante mucho tiempo creo que los de izquierdas nos hemos preocupado mucho del liberalismo y el individualismo (temas muy importantes) pero quizás se nos haya escapado la cuestión del conservadurismo. Es más creo que, de un modo más o menos consciente, nos afanamos en mantener el status quo, bien porque nos conviene, bien porque nos falta fe para pensar que otro mundo es posible.
    Buena entrada que invita a pensar.

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    1. Gracias por tu comentario. Interesante y acertado (me parece) tu apunte sobre los neocon.

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  2. Esta frase es usada muchas veces para no tener que luchar por mejorar las cosas. Hay mucha gente que simplemente mira a otro lado, se resigna ante las injusticias, y se mete en su propio mundo, para no tener que hacer nada que cambie las cosas. Al final no deja de ser una cobardía como cualquier otra, y una excusa barata para no ser conscientes de lo que les rodea y poder así vivir en la ignorancia y la inercia más inútil. Alguien dijo una vez que el mundo no era lo que era por quienes hacían cosas que no estaban bien, sino por aquellos que se cruzaban de brazos y no hacían nada al respecto, cosa que siempre he creído cierta al cien por cien. El mundo es un enorme jardín lleno de espinas y de flores, y es el deber de todos el echar abono y cortar las zarzas, pero la indiferencia de quienes solo quieren observarlo y pasear por él hace que nunca lleguemos a conseguir que florezca de verdad. No obstante, y a pesar de todo, creo que no debemos perder la esperanza, pues es lo único que nadie puede quitarnos en realidad.

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    1. Gracias por tu comentario. Nos mantendremos pues en la esperanza que es lo que nos ayuda a movernos.

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