Más temprano que tarde.

Sangüesa
Cabe advertir al comenzar esta entrada del blog que esta es algo distinta de lo que resulta habitual. He dudado si colgarla o no por ese mismo motivo. Suelo buscar un tono genérico y reflexivo y suelo huir de referencias a personas concretas o incluso a mí mismo. Es cierto que en algunas he dejado salir otras facetas o aspectos, pero no es lo más frecuente. Lo advierto como el que advierte al lector habitual de que el tono de lo escrito es distinto y, a la vez, el mismo. Hecha, pues, la advertencia, vamos a ello.

Hace un par de días Aurelia Jerez (@AURELIAJEREZ), una de esas grandes cuidadoras/luchadoras en favor de la Ley de Dependencia que he conocido gracias a la magia de las redes sociales, me envíaba un mensaje en el que me informaba de una buena noticia: El Ayuntamiento de Sangüesa/Zangoza había decidido poner el nombre de "Los cuidadores" a un nuevo parque que será inaugurado en el primer aniversario de la declaración del municipio como ciudad solidaria con el Alzheimer (noticia aquí).

La noticia me ha vuelto a poner ante los ojos a tantas y tantas (casi siempre sois mujeres) cuidadoras de personas en situación de dependencia que os merecéis este parque y muchas más cosas. Ayer tuve la fortuna de poder conocer en persona a Aurelia, a Eva y a otros amigos y amigas que luchan por la dignidad  en las plataformas de defensa de la Ley de Dependencia. Andaba yo en otras zarandajas, a punto de participar en un acto público, estaba a otra cosa, también se notaba que nos conocemos sólo por la red y la presencia física resulta complicada, especialmente si el marco no es el adecuado. Escribo esto porque las entradas de un blog, al menos este, tienden a lo genérico, pero tras tantas palabras hay personas y rostros concretos. Ayer vi algunos de los que dan sentido a la pelea en la construcción de un Sistema de Servicios Sociales eficaz para la justicia social. Así que ¡Gracias por estar ahí!

En el cruce de mensajes con Aurelia salió esa esperanza que nos acompaña en los malos tiempos, sin ella no sería posible continuar en esa pelea. A veces esa esperanza se nubla, se apesadumbra, incluso puede que dude, que juegue con nosotros al escondite.

Pensando en la necesidad de la esperanza me vino a la cabeza uno de esos testimonios que más me conmovieron de joven y que, pensándolo bien, llenan de inspiración cualquier lucha por una sociedad mejor. Se trata del último discurso de Salvador Allende.

Salvador Allende es una figura legendaria, mítica y, a la vez, entrañable, para los que tenemos una cierta edad. Pero no se si l@s más jóvenes, a los que de cualquier manera supongo que la figura histórica les suena, conocen el contexto.

Allende era el Presidente democráticamente elegido de Chile. Un hombre que intentó construir una sociedad distinta, más justa e igualitaria. Eligió abordar un camino hacia el socialismo por la vía democrática. Es conocido que el general Pinochet encabezó un golpe de Estado al que le siguió una durísima dictadura y la más cruel represión de los que pensaban diferente. Era 1973, en España muchos soñaban con la democracia, miraban al Chile democrático y llegó el golpe. Por suerte la primavera siguiente los portugueses volvieron a traer un soplo de esperanza.

Al Presidente Allende el golpe le cogió en la sede del Gobierno, el Palacio de la Moneda. Su actitud ante el golpe fue la de la persona íntegra que se dispone a defender con todas las armas de que disponga la dignidad de la democracia. 

Cuando Allende se sabía perdido, cuando posiblemente había decidido suicidarse para que un Presidente democrático no fuera hecho prisionero por los golpistas, escribió y leyó a la radio un último mensaje a los chilenos que por su contenido ha adquirido un valor universal. No se si sabía si ese mensaje sería escuchado. Del mensaje destaca su lirismo, su fuerza moral, la tranquilidad y la pasión de un hombre que sabía que su destino estaba firmado, la entereza y sobre todo, la esperanza.

Las últimas palabras del discurso han sido reiteradamente citadas, es posible que hayan sido leídas, no se si siempre se es consciente del contexto en el que fueron escritas y pronunciadas, en el momento más desesperado surge la esperanza como elemento constante que acompaña la dignidad humana. Estas dicen así:

Superarán otros hombres este momento gris y amargo en el que la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor.
Os dejo con el mensaje completo tomado de la página de la Fundación que lleva su nombre  y que se puede encontrar aquí. Espero que esta entrada os haya alimentado, aunque sólo sea un poco. la esperanza.




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