Urgencia, emergencia, preferencia y actitudes personales

Tanto Nacho Santás (blog aquí) como Belén Navarro (blog aquí), ambos componentes de la BlogoTSfera (portal en la página del Consejo General del Trabajo Social aquí), han abierto un melón del que me resulta difícil sustraerme. ¿Son soportables las listas de espera? ¿Cual es nuestra responsabilidad profesional? ¿Tienen que esperar los usuarios, los ciudadanos, todo lo que les caiga? ¿No podemos hacer nada por resolverlo?

Digamos que Nacho lanzó el gancho y Belén, siempre a la que sale y con ganas de "pelea", entró en el campo con su propio punto de vista. Buena cosa el debate, la deliberación, el contraste de puntos de vista. Pués yo ¡Hala, al barro!

Creo que tanto Nacho como Belén tienen razón en sus planteamientos. Simplificando los puntos de vista (si quieres puedes ir a sus blogs para leer sus razonamientos) Nacho plantea que ante las listas de espera no podemos cruzarnos de brazos y pensar que el problema es de los responsables de nuestros servicios y que yo con cumplir con lo mío ya está. Propone algunas cosas que se pueden hacer, que él hace, para intentar aliviar este problema frecuente en los servicios de atención primaria, especialmente, de las grandes ciudades (aunque no sólo)

Belén pone el contrapunto. Es cierto que los responsables políticos y administrativos de estos servicios deberían preocuparse por el problema y buscar soluciones, máxime cuando el problema se agrava con los recortes en personal, con no sustituciones en caso de baja, etc.

Los dos puntos de vista son complementarios y los dos son ciertos. Digamos que se puede complementar con un tercero. Creo que es importante incluir en la planificación de los procedimientos administrativos para la concesión de prestaciones (sean estas las que sean) procedimientos de urgencia y de preferencia, como se hace en los procesos de los servicios de salud. No puede bastar con pensar en los procedimientos ordinarios exclusivamente centrados en el cumplimiento de la Ley de procedimiento administrativo. Si queremos centrar nuestra atención en las personas y no en la Administración, debemos contemplar que la vida y la realidad social requieren un tratamiento distinto. La propia organización y su funcionamiento debe disponerse para más de una forma de responder a las demandas.

Esto me lleva a un aspecto que apunta Belén, que está algo fuera del debate planteado, pero que evidentemente tiene relación. Se trata de pensar qué son y cómo nos organizamos para dar respuesta a las situaciones sobrevenidas, a las situaciones distintas. En realidad abordarmos, en la mayor parte de las ocasiones, todas las situaciones de la misma forma y, lo cierto, es que nos encontramos ante situaciones distintas que requieren formas de abordaje distintas si queremos atender correctamente, bien, de forma que las necesidades sean cubiertas adecuadamente y demos satisfacción a los ciudadanos, a los que siempre nos debemos, por encima de las estructuras para las que trabajemos.

Para hacerlo creo que tenemos que aclararnos con los conceptos relativos a urgencia, emergencia y preferencia. Acabo de leer un interesante libro de un compañero, Angel Luis Arricivita, que ha publicado recientemente Manual de atención psicosocial en emergencias para trabajadores sociales y otro profesionales de ayuda (web aquí) (página web de psicosocial y emergencias aquí)

No es la primera vez que reflexiono sobre el asunto y el libro de Angel Luis ma ha dado bastante luz para continuar dándole vueltas al asunto. Digamos que me enfrenté al problema en los grupos de trabajo que dieron lugar a la actual Ley de Servicios Sociales de Aragón y el Catálogo que lo desarrolla. En la Ley incluímos, preocupados por el problema, la necesidad de establecer esos procesos de urgencia y preferencia para agilizar las tramitaciones. De momento es una mera declaración normativa en la Ley, pero sin esta reserva legal, era probable que tuviéramos que seguir manteniendo el estricto orden de entrada en registro para cumplir la Ley de Procedimento Administrativo. No sería la primera vez que me enfrentaba (amistosamente) con compañer@s que esgrimen esta Ley para seguir un estricto orden burocrático.

Posteriormente nos encontramos con la dificultad de definir los conceptos, especialmente urgencia y emergencia. ¿Qué diferencia hay entre los dos? En el Catálogo abordamos el problema en el apartado dedicado al glosario de términos, una inicitiva fruto de las propias disposiciones de la Ley y concebido para intentar fijar la terminología usada en el Sistema. La urgencia se referiría a situaciones que precisan una respuesta rápida, las emergencias precisan un respuesta inmediata. Las emergencias, además, suelen precisar de la intervención de otros dispositivos de ayuda, normalmente vinculados al ámbito de protección civil, especialmente si la emergencia se produce sobre un colectivo de personas. En la emergencia aparece, además del factor tiempo. común con la urgencia y la preferencia, el factor espacio. La atención debe adquirir también este enfoque.

Estas ideas las reflexiona con acierto Angel Luis en su libro y tampoco es el blog un ámbito en el que se pueda profundizar mucho más (salvo que alguien entre al quite, claro, y sigamos con esta reflexión) Lo cierto es que da para mucho, muchísimo más (emergencias individuales, desastres y catástrofes,....)

En los Servicios Sociales atendemos situaciones que se pueden encuadrar en todos estos conceptos. Tenemos que reflexionar sobre ellos y tenemos que estar preparados para ello. Al menos en Aragón 8que es la realidad que mejor conozco), a raiz de la emergencia que se produjo en el camping Las Nieves, en Biescas, se cobró especial conciencia de la importancia de prepararse para las emergencias, es importante estar formado y tener un plan de contingencias en el que los Servicios Sociales de Atención Primaria tienen un papel muy relevante. No hace demasiado escribí un entrada sobre la experiencia de la comarca de la Ribagorza (Huesca), en el Pirineo, ante un incendio forestal (entrada aquí) Los Servicios Sociales comarcales tenían un plan de atención para situaciones de emergencia, tenían preparados los planes de actuación y los ejecutaron. Tuve la suerte de poder hablar de este tema con Mª José, la Direcctora del Centro de Servicios Sociales comarcal, me impresionó hondamente. También he podido hablar con Angel Luis sobre este asunto y nuevamente me han removido las ideas y la voluntad. Este es un tema sobre el que muchos compañer@s tienen experiencias muy importantes (Por cierto, de forma abierta os lo digo ¿Queréis escribir sobre esto aquí?)

El Colegio de Trabajadores Sociales de Aragón  mantiene un equipo de trabajo de apoyo para emergencias (pagina web aqui), realiza cursos de formación para los profesionales. Angel Luis, con su página web y sus libros son otros ejemplos de actuación proactiva, de adelantarse a los acontecimientos, de prepararse para lo que pueda pasar, de asumir el protagonismo profesional que nos corresponde.

Todas las actuaciones son necesarias, todos los niveles de responsabilidad deben implicarse, la inacción de los demás no debe ser excusa para no implicarse personalmente en lo que a cada uno le corresponde, es simple actuación profesional. Muchos profesionales lo hacen. Muchos responsables deberían tomar nota, la inacción de algunos de ellos (vale, de la mayoría) no debe llevarnos a la indolencia sino al compromiso con nosotros mismos y con nuestras gentes.

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