¿Gasto social indiscriminado? Hacia el gasto social discriminatorio.
Una de las frases que más han llamado la atención de las pronunciadas por la presidenta del Gobierno de Aragón en el debate del
estado de esta Comunidad Autónoma ha sido la siguiente : "Para que
el Estado de Bienestar sea viable hay que sustituir el gasto social
indiscriminado por el gasto social equitativo"
Lo cierto es que la frase tiene su miga y forma parte del relato narrativo ultraliberal. Este neolenguaje juega al despiste, juega a captar emocionalmente a los destinatarios para conseguir que cambien, de forma inadvertida, su punto de vista sobre la realidad.
En este sentido es una frase muy bien construida, elaborada para el cambio de los contenidos normalmente asumidos entre la población sobre lo que es deseable y lo que no.
Lo cierto es que la frase tiene su miga y forma parte del relato narrativo ultraliberal. Este neolenguaje juega al despiste, juega a captar emocionalmente a los destinatarios para conseguir que cambien, de forma inadvertida, su punto de vista sobre la realidad.
En este sentido es una frase muy bien construida, elaborada para el cambio de los contenidos normalmente asumidos entre la población sobre lo que es deseable y lo que no.
La estrategia lingüística de la frase es clara y
tiene dos partes. En primer lugar se ataca
desprestigiando todo lo asumido popularmente hasta ahora calificándolo con palabras de
contenido y connotaciones negativas. Un gasto indiscriminado es, en el
sentido habitual (no el recogido en el diccionario), un
gasto que no se ha reflexionado,
que no es racional. Para ello se esgrimen como ejemplos algunos casos concretos que previamente se sabe que no cuentan con el mayor de los beneplácitos entre la población, el cheque bebé, o las becas de comedor para todos en el sistema educativo. Puede que el segundo caso sea más polémico, pero en el primero muchos están de acuerdo. Cargados con este argumento y ante la realidad de despilfarro y malgobierno, la obligación del buen gobernante es poner orden en el desorden, razón en la sinrazón.
Y aquí viene la puntilla. La segunda parte de la estrategia es utilizar una palabra con buenas resonancias, equitativo en este caso, para calificar con ella las propias políticas. Como en muchas otras ocasiones los ultraliberales roban la palabra, el significante, al lenguaje de la izquierda. Modifican el significado de la palabra, le adjudican un contenido nuevo. Ocupan el espacio ajeno con los contenidos propios. Algo similar al oxímoron (construcción de una frase con dos palabras de significado opuesto) que supone hablar de revolución conservadora (los conservadores a lo largo de la historia siempre han dirigido contrarevoluciones)
La única forma de combatir este tipo de lenguaje es desde los propios criterios, desde los propios valores, desde mi punto de vista, desde la más pura realidad. En este caso lo que hay que preguntarse es lo que hay detrás de esas palabras, qué políticas se están poniendo en marcha y a dónde nos conducen. Vivimos en sociedad, somos comunidad, somos interdependientes unos de otros. Desde el inicio de la Modernidad el objeto de los gobiernos, así lo recoge ya la Constitución de Cádiz, es facilitar la felicidad de los ciudadanos, un objeto ya proclamado en la Declaración de Independencia de los EE.UU. Alcanzar ese objetivo supone crear las estructuras que faciliten una sociedad justa.
Desde el criterio de la justicia es desde el que debe valorarse lo que se hace. En este sentido ¿Es justa la sociedad que se está construyendo? Aceptando que la justicia absoluta es muy improbable ¿Es más justa que la estructua social anterior? Yo creo que no. Las medidas puestas en marcha por los actuales gobiernos, autonómico y estatal, nos encaminan hacia una sociedad más injusta, en la que las diferencias sociales de todo tipo se agrandan, en la que es más difícil que la mayor parte de las personas puedan desarrollar, mínimamente, un proyecto singular.
Con la frase de la presidenta Rudi se puede jugar y mucho. No hay más que irse a la definición del diccionario de la RAE de la palabra "indiscriminado" que quiere decir "no discriminado". "Discriminar", a su vez, tiene dos acepciones, en la primera se define el término como "seleccionar excluyendo" en el segundo se entiende que discriminar se refiere a "dar trato de inferioridad a una persona o colectividad por motivos raciales, religiosos, políticos, etc" Si leemos lo de gasto social indiscriminado desde esta perspectiva veremos que no es tan negativo. Estaremos ante lo que el Estado de Bienestar, para serlo, tiene como uno de sus principios fundamentales. Las prestaciones del Bienestar deben ser universales, para toda la población, sin discrimnación. Está claro que la política de subida de tasas universitarias y de becas impiden a estudiantes capaces seguir su proyecto personal. Estas políticas universales no eran indiscriminadas, las actuales son discriminatorias.
Y aquí viene la puntilla. La segunda parte de la estrategia es utilizar una palabra con buenas resonancias, equitativo en este caso, para calificar con ella las propias políticas. Como en muchas otras ocasiones los ultraliberales roban la palabra, el significante, al lenguaje de la izquierda. Modifican el significado de la palabra, le adjudican un contenido nuevo. Ocupan el espacio ajeno con los contenidos propios. Algo similar al oxímoron (construcción de una frase con dos palabras de significado opuesto) que supone hablar de revolución conservadora (los conservadores a lo largo de la historia siempre han dirigido contrarevoluciones)
La única forma de combatir este tipo de lenguaje es desde los propios criterios, desde los propios valores, desde mi punto de vista, desde la más pura realidad. En este caso lo que hay que preguntarse es lo que hay detrás de esas palabras, qué políticas se están poniendo en marcha y a dónde nos conducen. Vivimos en sociedad, somos comunidad, somos interdependientes unos de otros. Desde el inicio de la Modernidad el objeto de los gobiernos, así lo recoge ya la Constitución de Cádiz, es facilitar la felicidad de los ciudadanos, un objeto ya proclamado en la Declaración de Independencia de los EE.UU. Alcanzar ese objetivo supone crear las estructuras que faciliten una sociedad justa.
Desde el criterio de la justicia es desde el que debe valorarse lo que se hace. En este sentido ¿Es justa la sociedad que se está construyendo? Aceptando que la justicia absoluta es muy improbable ¿Es más justa que la estructua social anterior? Yo creo que no. Las medidas puestas en marcha por los actuales gobiernos, autonómico y estatal, nos encaminan hacia una sociedad más injusta, en la que las diferencias sociales de todo tipo se agrandan, en la que es más difícil que la mayor parte de las personas puedan desarrollar, mínimamente, un proyecto singular.
Con la frase de la presidenta Rudi se puede jugar y mucho. No hay más que irse a la definición del diccionario de la RAE de la palabra "indiscriminado" que quiere decir "no discriminado". "Discriminar", a su vez, tiene dos acepciones, en la primera se define el término como "seleccionar excluyendo" en el segundo se entiende que discriminar se refiere a "dar trato de inferioridad a una persona o colectividad por motivos raciales, religiosos, políticos, etc" Si leemos lo de gasto social indiscriminado desde esta perspectiva veremos que no es tan negativo. Estaremos ante lo que el Estado de Bienestar, para serlo, tiene como uno de sus principios fundamentales. Las prestaciones del Bienestar deben ser universales, para toda la población, sin discrimnación. Está claro que la política de subida de tasas universitarias y de becas impiden a estudiantes capaces seguir su proyecto personal. Estas políticas universales no eran indiscriminadas, las actuales son discriminatorias.
Lo que se busca con la frase de la Presidenta Rudi es demonizar el punto de vista ideológico de la izquierda y sustituirlo, en la centralidad social, por el propio punto de vista ideológico. Está bien, yo creo que la realidad de las actuales medidas de gobierno se parecen más a esta frase: lo que se está haciendo es sustituir el gasto social universal, para todos, por un gasto social discriminatorio, que amplia las diferencias sociales e impide el desarrollo de los proyectos singulares de cada ciudadano, limitando las libertades.
Completamente de acuerdo. Sigamos defendiendo los derechos de los ciudadanos, en cuanto a la cobertura de la red de servicios sociales, por criterio, por solidaridad, por humanidad y por dignidad.
ResponderEliminarEstupenda reflexión sobre la utilización perversa del lenguaje. Gracias
ResponderEliminarEste análisis es sin duda el resultado de un proceso indiscriminado de respiración, y claro, así no...
ResponderEliminarTristes juegos de palabras