El gozo intelectual. Una reflexión sobre la belleza de la relación de ayuda

Una buena amiga me descubrió a Jorge Wagensberg (muchas gracias por cierto ;)). Me prestó un libro de aforismos, frases inteligentes e inquietantes. Luego me he ido encontrando con escritos de Wagensberg aquí y allá. Supongo que son las casualidades luminosas de la vida.

Pero a lo que vamos. Estoy a punto de acabar un libro interesante: El gozo intelectual. Teoría y práctica sobre la inteligibilidad y la belleza. Ya se que a los lectores de este blog, especialmente más a los del ámbito socio-político, el título os podrá dejar un tanto fríos. Lo entiendo. ¿Qué tiene que ver la belleza con lo que hacemos, el arte, incluso el gozo intelectual? Somos artífices del cambio social. Nuestra pasión es la transformación de la realidad, en lo concreto, a través de la relación de ayuda profesional y/o en lo genérico empeñados en construir un mundo distinto cambiando las  estructuras sociales.

Pese a ese aparente alejamiento permitidme jugar un poco con los conceptos e indagar si es posible acercar mundos aparentemente tan lejanos. 

Cualquier acto de creación humana, cualquier descubrimiento profundo de la realidad, genera conocimiento y destila belleza. Cuando nos encontramos en profundidad con una persona, cuando una persona con la que trabajamos, con la que nos encontramos, avanza, mejora, crea algo nuevo en su vida, se produce una chispa que nos genera un intenso gozo intelectual, tenemos la sensación, la certeza indemostrable, de que uno de esos momentos no tiene precio. Hemos visto el rostro de la dignidad humana y es profundamente bello, increíblemente bello. Y queremos más, más veces. Creo que en muchas ocasiones lo que se ha provocado en ese momento es la adquisición de un conocimiento a través de una experiencia. Somos más sabios, hemos visto una realidad nueva que antes no acabábamos de entender. 

Se que estoy haciendo una interpretación algo sui generis de la propuesta de Wagensberg, que él habla de la adquisición del conocimiento teórico, intelectual y yo lo estoy llevando a la adquisición de un conocimiento técnico, sobre lo concreto; pero que le voy a hacer, encuentro esta relación del trabajo de las relaciones de ayuda profesionales con la propuesta sobre la creación del conocimiento de este interesante autor.

Alcanzar ese gozo intelectual en lo que hacemos exige salir de lo trillado. Wagensberg nos advierte ya en la segunda página que no hay que confundir lo frecuente con lo comprendido. Es posible que llevemos años viendo la misma situación, que la demos por hecha, que no nos interrogue nada, que creamos que ya la hemos pillado. Si somos capaces de salir de lo establecido, de lo que damos por hecho. Si dejamos que la realidad nos interrogue de nuevo, nos interese, estamos entrando en la primera fase de la adquisición y/o creación de nuevo conocimiento. Estamos en la fase del estímulo.

La siguiente fase es la conversación, una relación intensa de búsqueda, de interrogar y de poner en cuestión lo sabido, de interrogar y hablar ya sea con la propia realidad que nos estimula, ya sea con otros que comparten el saber profesional, ya sea con los autores más variopintos, más distantes de nuestro ámbito del conocimiento. Esta es la fase más creativa, más interesante y más difícil. A veces parece que no acaba nunca. Mi diálogo con Wagensberg, con lo que escribe, forma parte de esta fase. Leo para contrastar en otros ámbitos mis puntos de vista y, como creo que cita el propio Wagensberg, escribo para saber lo que pienso. Escribir es pura fase de conversación, de búsqueda.

A veces, cuando menos lo esperas, surge la chispa y entras en la tercera fase: la comprensión. Has entendido, has visto, has descubierto lo que no veías, se ha producido el avance inesperado, has creado un nuevo conocimiento, has aprendido algo. En esta fase se produce el gozo intelectual y, lo que ves es bello. 

Nuestras profesiones son ricas en experiencias de este tipo A veces las escribimos y racionalizamos, a veces no. A menudo no vamos más allá, no nos enfrentamos a la necesidad de demostrar de una forma algo más científica lo que nuestra intuición nos dice cada día, nos cuesta entrar en el ámbito de la evidencia. Debemos hacerlo. Ese conocimiento que hemos alcanzado, que hemos visto, debe ser puesto en disposición del resto de la comunidad científica y técnica a la que pertenecemos. Esa chispa puede ser el punto de partido de una nueva búsqueda de conocimiento, un nuevo estímulo de un proceso que no tiene fin.

Comentarios

  1. No concibo el aprendizaje, la lucha o la vida sin una profunda relación con la belleza, aunque sería incapaz de elaborar esta profunda teoría.

    Un saludo

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