Marea naranja. Servicios Sociales para todas y todos. Recortes no.


La novela HHhH escrita por Laurent Binet relata el atentado que la resistencia checa realizó, con apoyo de los aliados, contra el máximo organizador del exterminio judío: Reinhard Heindrich en 1942.

Te dirás que qué tiene que ver esto con la marea naranja y la defensa de los servicios sociales. Dame un par de párrafos o tres y espero poder justificar este comienzo. De cualquier manera pienso que los asuntos están todos más relacionados de lo que nos parece. Voy a ello.

En el comienzo de su relato Binet va situando el marco histórico de la acción de los protagonistas de la historia. En esa perspectiva histórica hace un esbozo de la política llevada a cabo por el premier británico Chamberlain y el primer ministro francés Daladier. Los mismos dos personajes que mantuvieron su neutralidad ante la guerra civil española, los que se escudaron tras las políticas de neutralidad y apaciguamiento para no hacer nada ante el avance incontenible de los totalitarismos en Europa.

Corre el año 1938. Alemania se ha anexionado Austria y está a punto de anexionarse Checoslovaquia (en varios tiempos con comienzo el 28 de septiembre de 1938). El monstruo hitleriano va creciendo y creciendo y mientras Daladier formula un discurso el 21 de agosto de 1938 proponiendo qué hacer ante el auge de los Estados totalitarios en Europa. Dice lo siguiente:
"Frente a los Estados totalitarios; que se preparan y se arman sin ponerle ningún limite a la duración del trabajo, y al lado de los Estados democráticos, esforzados por volver a encontrar su prosperidad (hay que recordar que la crisis del 29 todavía estaba azotando las economías europeas) y garantizar su seguridad (...) es preciso que Francia pueda trabajar más de 40 horas (...)
Comenta Binet al respecto  Hay que decir que en 1938, en la prensa burguesa, los editorialistas estigmatizaban sin ningún pudor a los trabajadores cuyo único pensamiento era aprovechar sus pequeñas vacaciones pagadas. (...)" (pags 90-91) (las cursivas son mías)
Hay algo en este texto que me trae a la actualidad más rabiosa. Desde las continuas llamadas del Sr Roig, propietario del grupo Mercadona, pasando por la reforma laboral, siguiendo por los recortes en Estado de Bienestar, las soluciones propuestas a lo largo de la historia son siempre las mismas: trabajar más y tener menos derechos. 

No pretendo decir que estemos a las puertas de un nuevo nazismo, pero sí que ante una crisis absolutamente descomunal, las soluciones que se proponen siempre son las mismas. Trabajar más, tener menos derechos... Disciplinar a la masa en un breve resumen.

Curiosamente trabajar 48 horas no sirvió de nada a los franceses, sólo un año más tarde, cuando Alemania les batió en un pis pas en el campo de batalla. Sacrificaron España, sacrificaron Austria, sacrificaron Checoslovaquia, sacrificaron los derechos laborales ¿Para qué? 

Ahora mismo estamos sacrificando uno a uno una miríada de derechos laborales y sociales ante el altar del   nuevo dios (el mercado). Sus profetas se creen revestidos de la certeza del dogma de la "nueva economía" que, pese a saltar por los aires, no puede ser puesta en duda. En realidad han convertido la economía en una fe a la que denominan ciencia.

No nos queda más remedio que salir en defensa de nuestro modelo de convivencia. Así no. No podemos callarnos.

Siguiendo con el paralelismo ante el nazismo en muchas naciones europeas muchas personas decidieron que debían resistir. Creo que hoy estamos ante una situación, aunque sólo sea relativamente, similar. Creo que son tiempos de resistencia cívica. De ciudadanía activa. Viene al caso lo de la resistencia porque uno de los líderes de la misma en la Francia de los años 30 y 40, Stephane Hessel, ha sido el inspirador del movimiento de los indignados. El propone en sus libritos que retomemos el espíritu de la Resistencia. Una Resistencia activa, que no sólo defendió las libertades, si no que al acabar la guerra propuso una nueva República en Francia. Sus valores alimentaron los derechos humanos proclamados en 1945, de hecho Hessel participó en su elaboración junto con otros políticos que habían participado en la Resistencia. Hoy, más que nunca en la vida de la mayor parte de las generaciones actuales, es imprescindible recuperar el espíritu y los valores de la Resistencia y de los derechos humanos.

La Resistencia no es una actitud meramente defensiva, es una actitud constructiva y cívica del que grita que ya está bien, que conmigo no, que no estoy de acuerdo y toma las armas que tiene a mano para defender aquello en lo que cree. En este caso una resistencia pacífica, con las armas de la participación, la palabra, la propuesta... De alguna manera Nacho Celaya ilustra magníficamente esta actitud en su carta a la Consejera de Educación del Gobierno de Aragón.

Una forma de Resistencia activa, cívica y ética puede ser participar en la marea naranja en defensa del sistema de servicios sociales. Es tiempo de actuar. Es tiempo de Resistencia.

Me sumo con esta entrada a la invitación que me cursaron algunos paisanos para unirme a la marea naranja de Aragón en defensa del sistema de servicios sociales contra los recortes drásticos en los presupuestos y lo hago porque no representa una mera reivindicación laboral o profesional de un determinado colectivo, de una determinada entidad. Es una iniciativa que pretende aunar a todos los participantes en el Sistema de una u otra manera: profesionales, entidades sociales, usuarios... Todos unidos porque lo que está en juego son los derechos de ciudadanía y el Estado de Bienestar. Esa idea global me ha convencido.

Por cierto las organizaciones sindicales CC.OO y UGT de la Comunidad Autónoma de Aragón (no se si en el resto de España), en esta misma idea, están  convocando a actos los días 14  y 20 de junio (el del 20 está todavía por concretar en sus detalles)

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