El sindrome Katrina. Primer balance.

El mes de junio se presta a hacer balances, supongo que nos queda el recuerdo de los fines de curso escolares y la proximidad del tiempo veraniego hace el resto. Posiblemente por eso me apetece compartir con los que leéis habitualmente lo que escribo lo que han sido estos meses de presentación de El síndrome Katrina. He estado dudando si hacer una entrada de este tipo que resulta demasiado personal, algo que intento evitar en el blog, pero finalmente me he decidido porque entiendo que este medio es, también, un forma de mantener esta extraña comunicación que se establece entre el que escribe y el que lee.

Lanzar El síndrome Katrina, presentarlo en unas cuantas localidades desperdigadas por la geografía española me ha facilitado un importante número de experiencias de esas que echas en la mochila que todos tenemos y que, en esta ocasión, no aumentan el peso sino que ayudan a andar.

Recorrer unas cuantas ciudades: Bilbao, Santander, Málaga, Huesca, Fuenlabrada y, por supuesto, Zaragoza, me ha permitido encontrarme con algunas personas de las que leéis este blog. Resulta entre extraño y agradable. En la intimidad de la escritura/lectura se establece un contacto que, luego, en persona, es muy difícil de mantener, retomar. El pudor, la distancia, el no conocerse... Sea como sea os agradezco a tod@s el hecho de que hayáis compartido conmigo que leéis lo que escribo, que a menudo os gusta. Es un acicate para continuar dándole vueltas a las cosas que comento en este blog.

También me van llegando valoraciones, noticias, de que el libro está siendo leído, que gusta, incluso que está sirviendo para el debate en grupo. A tod@s los que me hacéis llegar vuestras opiniones y me comunicáis la vida que va teniendo el libro os lo agradezco enormemente. En realidad cuando escribes un libro no sabes muy bien la vida que va a llevar y siempre te gusta saber cómo le va allí por donde camina.

De todas las opiniones hay una en forma de crítica positiva que se ha repetido un par de veces y que me está haciendo pensar. Por eso la importancia que le doy a la comunicación con los que leéis lo que escribo.En la parte final del libro que titulo "Conclusiones proactivas" intento realizar algunas propuestas sobre cómo pensar en la igualdad como valor, sobre qué metáforas utilizar. Es cierto que en el texto advierto de que esta parte es la más resbaladiza, la más difícil. Hacer un análisis no es fácil pero es más fácil. Realizar propuestas que sirvan es mucho más complicado. En este sentido proponía como metáfora "la sociedad como un ser vivo". Algunas personas me han hecho ver que esa metáfora no deja de referirse a un paradigma sociológico funcionalista. Es cierto que lo que yo propongo es una metáfora para la comunicación política, pero no dejo de ser sensible a esa crítica que encuentro acertada. Reconozco que cuando lo escribía no estaba del todo convencido, pero tampoco me conformaba con no proponer nada.

Pensando en esto se me ocurría que Lakoff, en su primer libro: "Metáforas de la vida cotidiana" proponía pensar en términos de metáforas musicales. En vez de utilizar metáforas que remiten al marco conceptual "guerra" para hablar del debate político, proponía utilizar la metáfora "baile". Tenía un punto de "coña", pero tenía la intención de hacer pensar.

Quizá pueda pensarse en lo que debería ser la vida social, en el concepto de igualdad, a partir de una metáfora musical, quizá pensar en un cuarteto de jazz, una formación musical que funciona porque cada uno suena a su modo de acuerdo con un patrón musical predeterminado, en el que cada uno tiene su momento de gloria. Bueno sigo abierto a sugerencias en este sentido, y os invito a hacerme llegar las opiniones que se os ocurran sobre este tema o sobre el que os parezca oportuno. Os recuerdo que hay una página de Facebook dedicada a la interacción sobre este libro y que podéis acceder aquí

También os informo de que tras el parón veraniego y si nada lo impide, tengo intención de continuar presentando el libro en diferentes foros, localidades, desde donde me han llegado ya algunas invitaciones y que os iré informando en este blog.

Por último, aunque no forma parte de esta ronda de presentaciones sobre El síndrome Katrina, me gustaría compartir con vosotr@s una sensación muy grata que tuve en una jornada de participación sobre la futura Ley de Servicios Sociales de Andalucía, organizada por la Junta en Granada. Querría compartir con vosotr@s simplemente, no quiero alargarme demasiado, que hacía tres años que no oía hablar del Sistema de Servicios Sociales que se quiere construir de esa manera por parte de los responsables de una Comunidad Autónoma (tampoco he oído a tantos). No sé lo que pensaréis los compañer@s y compañers andaluces, pero desde las latitudes geográficas en las que me muevo lo que viví en Granada fue, sencillamente, excepcional. En el fondo podía volver a escuchar buena parte de lo que hemos venido reclamando siempre desde los que estamos interesados por la construcción de un Sistema de Servicios Sociales en el marco del Estado de Bienestar, una forma de entender el futuro del sistema que expresaba en El cuarto pilar. Podría pensar que no es más que esto, que son propuestas en un papel, pero comparado con lo que vivo y oigo en persona o por las redes en los últimos tiempos, no es poco. Ojalá que el proyecto planteado tenga éxito.

Comentarios

  1. Esta relación extraña...vamos, todas las relaciones lo son Joaquin. Y es un gusto saber que el libro va bien, porque lo que cuenta, lo que grita es especialmente útil en un momento como el que vivimos, en que todo parece a punto de estallar, quizás para encajar de un modo nuevo y mejor.
    (cruzamos los dedos, ¿vale?)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias PIlar. Ojalá las "convulsiones de parto" del lugar a ese modo nuevo y mejor. Al menos en el que nos encontremos más a gusto.

      Eliminar

Publicar un comentario

A continuación puedes dejar tu comentario sobre esta entrada.

Entradas populares de este blog

La izquierda necesaria. De Josep Ramoneda

Discurso y relato

Nómadas