Historias de conceptos. De Reinhart Koselleck

Reinhart Koselleck
(Advertencia previa: al final de esta reseña del libro encontrarás una aplicación concreta para los Servicios Sociales que espero que resulte de interés para los profesionales del sector)

El Cuarto Pilar es fruto de un proceso de reflexión, de formulación de preguntas y de búsqueda de respuestas, no sólo sobre el Sistema de Servicios Sociales o el Estado de Bienestar, sino sobre los fundamentos mismos de la política social, sobre la organización de nuestra sociedad.

En ese sentido es el comienzo de un proceso que está inconcluso y que, probablemente por su propia naturaleza, siempre lo estará.

Una de las tesis de El Cuarto Pilar consiste en mantener que el contenido de los grandes valores de la Modernidad ha sido modificado sustancialmente desde las propuestas de las ideologías ultraliberal y neoconservadora y que su éxito consiste en conseguir convencer a la mayor parte de la población de las bondades de esta nueva forma de comprenderlas.

Profundizar en esa tesis me obliga a seguir buscando e indagando tanto en los contenidos mismos de los grandes valores de la Modernidad, como sobre la Modernidad en sí misma, en su formación, en su novedad, en su vigencia, en los debates políticos sobre su contenido.

Portada del libro.
En ese camino he encontrado un estupendo libro del historiador alemán Reinhart Koselleck (wikipedia aquí): Historias de conceptos: Estudios sobre semántica y pragmática del lenguaje político y social, que editado por Trotta (web editorial aquí) recoge en un volumen algunos capítulos y materiales con los que Koselleck quería escribir un nuevo libro que quedó inconcluso a causa de su fallecimiento. Pese a todo el libro merece la pena y los contenidos recogidos resultan más que sugerentes.

Koselleck señala que los diferentes conceptos que utlizamos para analizar y construir la realidad van modificando su contenido. Para realizar su estudio el historiador acude al uso de herramientas lingüísticas: la pragmática y la semántica. En este sentido y frente a la abstracta historia de las ideas, Koselleck se dedica a analizar el uso lingüístico de los conceptos en la vida social, política y jurídica, comparando, en ocasiones, la aparición y evolución de los conceptos en algunas de las principales lenguas europeas (inglés, francés y alemán)

Varias son las conclusiones que me interesa destacar de lo planteado por Koselleck en el libro. La primera es la profunda importancia que para los planteamientos de la filosofía política supone la Ilustración y la Revolución francesa. El comienzo de la Modernidad viene acompañado por la aparición de un importante número de conceptos guía que dominan, desde entonces, el debate político occidental: revolución, utopía, crisis, emancipación. Estos y otros conceptos centrales para nuestra reflexión política son analizados por Koselleck con una claridad que resulta sorprendente. Con su análisis el autor ilumina una parte fundamental de nuestra propia historia intelectual ya que sus análisis esclarecen no sólo el origen de los conceptos estudiados sino las claves de su cambio y su incidencia en la vida social y política actual, ámbito en el que el autor interviene con frecuencia.

Pero llevemos las aportaciones de Koselleck al ámbito de los Servicios Sociales. Hace ya algunos años que me vengo preguntando, así lo recojo en el Cuarto Pilar, sobre la rápida evolución terminológica que hemos vivido en el Sistema a lo largo de los últimos treinta años. Hemos ido cambiando de denominación para llamar a las cosas y las personas con enorme rapidez. ¿Por qué sucede esto?

Koselleck señala que un término resulta útil para identificar un concepto siempre que sea capaz de hacer tres cosas:
  • Registrar las experiencias concretas.
  • Generar experiencias en el presente.
  • Generar expectativas de nuevas experiencias en el futuro.
Por eso dice textualmente: "Una palabra pierde la capacidad de representar la realidad cuando ya no es capaz de aglutinar lo suficiente las nuevas experiencias y de plasmarlas en un concepto común junto con las expectativas por cumplir" (pag 38)

Por eso el cambio que se produce en las siguientes evoluciones terminológicas:
  • Beneficiencia-asistencia social-acción social/bienestar social-Servicios Sociales (para denominar al Sistema)
  • Residencia de ancianos- Residencia de Tercera Edad- Residencia de Personas Mayores.
  • Subnormal-Minusválido-Discapacitado.
  • Asistente Social- Trabajador Social.
A todos estos cambios terminológicos se les puede aplicar este planteamiento de Koselleck. Pero lo que es más importante, esta evolución terminológica viene a significar la importantísima evolución que el Sistema y sus elementos han vivido en los últimos treinta años, en los que hemos generado, continuamente, nuevas experiencias y nuevas expectativas.


Comentarios

  1. Curiosa entrada Joaquin y buen análisis el del libro. Me parece bastante acertado tu asimilación con nuestro ámbito concreto. Por eso, ahora más que nunca tiene sentido hablar de vuelta a la beneficiencia, porque ese concepto solo representaba la realidad de una época que ahora, por desgracia, cada vez se parece más.
    Solo una anotación. En lo terminología para denominar la discapacidad añado dos más: "persona con discapacidad" y el actual "persona con diversidad funcional". Por mi propia experiencia, se que la inclusión de persona dentro del termino fue un gran paso para este colectivo porque así no se asimila a esta solo por la discapacidad que tiene.

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    1. Gracias por la valoración Israel. Asumo completamente tus aportaciones sobre los términos referidos a discapacidad. Por lo que se refiere a la vuelta a la Beneficencia espero que seamos capaces de impedirlo en un futuro no muy lejano, quizá por eso, por el mantenimiento de las expectativas hacia el futuro, me mantengo firme en el último de los términos para definir al sistema: los servicios sociales.

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  2. Buenos días Joaquín, estupenda recomendación la del libro de Koselleck, lo leeré, este y de de Kemplerer que llevo tiempo pensando en leerlo. Mas, también vale el análisis para la involución o la confusión que traen términos nuevos. Para mi uno de ellos es el de empoderamiento y sus uso (es el t. s. que empodera a los otros, como si eso se pudiera hacer desde la voluntad del profesional) por el de emancipación. Seguiré con esto y un día te envío un artículo.

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    1. Estoy deseando leerlo y colgarlo en este blog. Koselleck analiza específicamente el concepto emancipación y su evolución desde su uso desde la época romana. Lo curioso e interesante del asunto es que el concepto de emancipación encaja perfectamente con la interpretación repúblicana del concepto libertad sobre el que en los últimos años han destacado las propuestas de Philip Pettit que entiende la libertad como no dominación. Libre es lo contrario de esclavo y la emancipación es la figura romana por la que un hijo se desprendía de la patria potestad de su padre. Emancipación, esclavitud, dependencia, libertad. Perfectos elementos con los que reflexionar sobre nuestra práctica profesional. Intuyo que tus ideas van por aquí. Se trata de facilitar las condiciones estructurales sociales y los procesos personales adecuados por los que una persona se emancipa, deja de ser dependiente del poder de otros (algo distinto a empoderar). Una frase de Koselleck que no tiene desperdicio:
      "...la esperada liberación de los hombres de la dependencia de otros hombres por la que se ha luchado duramente, en otras palabras, su redención intrahistórica y la superación de la alienación, nunca ha acontecido en el pasado en lugar alguno. Llegamos así a nuestro tema. Un tema que desde el siglo XVIII se ha convertido a partir de una historia europea en un reto de la historia universal"

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