Somos el 99%

A raíz de las manifestaciones de estos últimos meses en España se ha comenzado a utilizar una frase que conviene analizar. "La mayoría de los españoles no se manifiesta".

Esta frase busca desactivar otra que desde el campo progresista está teniendo cierto éxito, proveniente de Occupy Wall Street y utilizada por amplios sectores políticos de los EE.UU. "Somos el 99%" 

Quizá en España la frase en sí no ha tenido excesivo éxito, quizá porque la estructura social española es algo distinta que la norteamericana, pero lo cierto es que aunque no se exprese con una frase concreta en la conciencia ciudadana ha calado claramente la idea de que la situación actual es profundamente injusta, de que se está gobernando para los intereses de una minoría y que la mayoría de la población está pagando el pato.

Lo cierto es que la frase tiene unos evidentes resabios para aquellos, que aunque fueramos niños, vivimos mínimamente la época franquista. En esa época se decía que había una "mayoría silenciosa" que se sacaba a colación cada vez que la izquierda reclamaba en la calle lo que consideraba justo. Posteriormente Manuel Fraga acuñó la frase de que la derecha representaba la "mayoría natural".

Sin duda la mención de esta frase no es casual y hay que enmarcarla dentro de una profunda pugna ideológica general por un lado, y de la coyuntura política por el otro. Desde la pelea ideológica se pretende reforzar la idea de que la izquierda sencillamente no tiene espacio en el mundo actual, lo natural es ser de derechas. Desde la coyuntura política se espera que los próximos comicios autonómicos arrojen un resultado que pueda ser interpretado, al menos parcialmente, como de apoyo a las medidas del gobierno. Esta frase está comenzando a preparar ese terreno.

De cualquier manera, y yendo al ámbito que resulta más natural de este blog, lo que cabe señalar es que lo cierto, lo único cierto es que se está gobernando desde y para los intereses de una franca minoría, y que el número concreto de personas que se manifiestan es, en este sentido, absolutamente irrelevante. Como lo es para la pelea puramente ideológica en la que estamos.

Lo único cierto es que estamos asistiendo al saqueo de la riqueza mundial por parte del 1% de la población. Una realidad analizada magníficamente por el premio nobel de economía Joseph Stiglitz en su nuevo libro El precio de la desigualdad Un texto claramente recomendable y que acaba de publicarse en español por la editorial Taurus  (en el enlace puedes leer las primeras páginas)

Stiglitz analiza las diferentes formas que los privilegiados utilizan para establecer las reglas del juego de forma que les beneficie, la forma en la que se están apropiando despiadadamente de la mayor parte de la riqueza mundial.

El libro analiza, igualmente, cómo la desigualdad y la política de los privilegiados está afectando al mismo sistema democrático poníendolo en jaque en buena parte del mundo, cómo se están deshaciendo los vínculos sociales que nos unen, y como todo esto está afectando al crecimiento económico subvirtiendo las mismas normas del mercado que los ultraliberales dicen respetar por encima de todas las cosas, al fin y al cabo es su Dios.

Stiglitz lo cuenta muy bien, profusamente, con datos y ejemplos, quizá algo más centrados en la realidad USA, pero igualmente aprovechable para interpretar la realidad española. El libro es denso pero legible, tiene más de 450 páginas.

Esta libro da argumentos para justificar lo que es una evidencia. Somos la mayoría social. Somos el 99%.

Por eso creo que desde el punto de vista del debate ideológico conviene utilizar la frase y la idea. Cada vez que hagan alusión a la mayoría silenciosa hay que recordarles que están gobernando para los intereses de ese 1%, no para la mayoría que somos el 99%. Y que eso es un fraude democrático. Que el número de personas que sale a la calle nos da absolutamente igual. No hay que caer en la trampa de la frase, si entramos a discutir sobre ella, sobre ese dato, sobre si mucha o poca gente se manifiesta o se deja de manifestar, o sobre la opinión de los que no salen a la calle, no tenemos nada que hacer. La verdad ética y política es sencillamente que la mayoría somos nosotros, los que sufrimos las consecuencias de sus políticas, los que estamos siendo expoliados por el 1%

Por cierto, cuando Rosa Parks decidió desobedecer las leyes racistas en Montgomery (Alabama, USA) y se negó a ceder el asiento del autobús a un blanco, no era más que ella. Una persona, cargada de razón. Pronto su gesto se convirtió en el epicentro de una campaña por los derechos civiles que encabezó el entonces casi desconocido reverendo Martin Luther King. Tenían razón. Daba igual cuantos fueran. Ganaron la batalla política e ideológica.

No pueden desacreditar la protesta justa diciendo que la mayoría se queda en casa. Eso es sencillamente un nuevo fraude.

Comentarios

Entradas populares de este blog

La izquierda necesaria. De Josep Ramoneda

Discurso y relato

Nómadas