Otra foto asaltante.




Me lo temía. Esto tenía que pasar de nuevo. ¿No va y me sale otra fotografía y me asalta en plena calle, a plena luz del día pero con nocturnidad y alevosía como el gobierno actual?

Ya se que algun@s no acabásteis de entender que este teóricamente sesudo blog sobre servicios sociales y política social abriera un espacio a la alucinación. ¿Pero no es más alucinante la realidad?. (Otra entrada por el estilo en el blog (aquí))

A lo que vamos. Iba yo tan tranquilo paseando por las redes sociales cuando va esta foto y me asalta. Hay que decir en mi favor que era un día lluvioso, como la foto misma, y esas cosas, después de meses de sequía, hay que tenerlas en cuenta antes de apuntar con el dedo y decir eso de ¡Este ha perdido el juicio!

- Que sepas que me gustó tu comentario con mi amiga la foto de la valla y el sueño -Me dijo la foto de la lluvía y el paraguas rojo-.
- Pués me parece muy bien -le dije- pero será mejor que hables con Wang, el amigo del que habla Pedro Celimendiz en su blog, que también es muy literario. Seguro que el te comenta lo que quieras: tu contenido, el tiempo que hace, cómo están los servicios sociales por estas tierras.... Seguro que lo hace mejor que yo. Además, ahora mismo como que pega mucho eso de hablar con Wang, como el colegio de trabajadores sociales de Aragón ha empezado clases de chino para que vayan a trabajar allí tod@s los baturric@s trabajador@s sociales que quieran..., que parece que necesitan varios cientos de miles, y parece que ese es una de las pocas salidas laborales que esperan a los más jóvenes...y que con lo cabezud@s que son lo mismo se ponen y aprenden chino y todo...

No me sirvió de nada la maniobra despistatoria. 

-  ¿Voy a tener que recurrir a las mismas amenazas que mi compañera? -profirió con gesto adusto-. Desembucha; sin prisa pero sin pausa.

Está visto que tenía que haber dicho que no a la primera, mostrarme firme. No se puede ser tan flojo, pensé para mis adentros, si es que tal cosa existe y no es un invento de los psicoanalistas.
- Allá va que va que va.
- ¿No me irás a cantar una jota?
- No, jota no, las cuarenta habría que cantarles, pero a otros, a tí no, que no tienes la culpa de nada. Eres simplemente una foto, asaltante, pero foto.
- No te parecerá poca cosa. Estoy muy orgullosa de serlo. Más que muchas personas de ser lo que son, yo por lo menos soy significante y significado y muchos de ellos van camino de insignificantes, que parece que se les desvanece la ética según se van haciendo mayores.
- Vas a tener razón y todo. Bien. ¿Me dejas? No quiero cansar a esta pobre gente que está leyendo este blog. Muchos están esperando que diga de una vez algo mínimamente serio.
- Es que soy algo más díscola que mi amiga. Como soy lluviosa ... y vista desde arriba, como que me lo tengo más creído. Además no me importa decirlo.
 - Venga que te cuento la historia:

Había una vez un señor que se había hecho a sí mismo. Comenzó vendiendo batas y poco a poco se hizo nada menos que con 40.000 millones de euros de fortuna, según las listas (y parece ser que los listos) de los ricos muy ricos, se hizo uno de los grandes, uno de los suyos. El resto de los miembros de su pueblo lo observaban asombrados.y exclamaban con sorpresa y fruición: ¡Es un hombre que se ha hecho a sí mismo!
La foto interrumpió el cuento como viene siendo habitual con estos dichosos objetos supralingüsticos.
- Me ha llamado un tal Brecht y me ha dicho una frase enigmática: "Julio César conquistó la Galia. ¿Acaso no llevaba consigo siquiera un cocinero?"
- Ya empezamos. Me quieres dejar continuar.
- Continúa, continúa.

De hecho el resto de los paisanos comenzó a pensar que eso de la igualdad de oportunidades no estaba tan mal. Cada uno podía llegar a dónde quisiera. Fijate tú. Si ese lo ha hecho, podemos todos. Y se pusieron a la tarea. Pronto comenzó a haber ganadores y perdedores, listos y tontos, ricos y pobres,  y al poco tiempo muy ricos y muy pobres. El gobierno del pueblo llegó a la conclusión de que para garantizar un mínimo de igualdad no era necesario garantizar nada a sus ciudadanos, total la igualdad estaba garantizada, todos podían llegar a dónde quisieran, era cuestión de ponerse, los que no lo hacían, simplemente eran unos vagos, unos perdedores que se merecían su cruel destino. Y algunos paisanos comenzaron incluso a pasar hambre.

Para rizar el rizo, ese Señor tan rico, al menos aparentemente compadecido de la pobreza de algunos paisanos, decidió donar 20 millones de euros para los más pobres. Algunos, incluso muchos, pensaron que era un hombre muy generoso, probablemente lo era, aunque tampoco es que no le sacara rendimiento en imagen al gesto. De hecho la gente comenzó a entrar más a gusto a sus tiendas. Eran las tiendas de un hombre generoso.

- Hoy es un día de llamadas telefónicas -interrumpió nuevamente la foto- Mira un tal Jesús que dice que lo que haga la mano derecha que no lo conozca la izquierda (la mano se entiende)
- Lo que tu digas, pero como no me dejes seguir no acabamos esta entrada y ya va siendo muy cansina. Sigo.

Un día uno de esos seres mágicos y diminutos, que cursaba la ESO en el insti público del pueblo, y que era un poco lumbreras, le dió por prácticar la regla de tres y los porcentajes, se puso a hacer cuentas y comparaciones, le pidió a sus progenitores que les facilitaran las suyas, y estos como ya sabían como se las gastaba le dejaron la libreta. Al cabo de un rato grito desde su cuarto: ¡Oye que total esos 20 millones de euros es en porcentaje lo mismo que tu pagas al año por la cuota sindical!

Fue decirlo y deshacerse el ensalmo. (al fin y al cabo esto es un cuento muy cuentista) Digamos para concluir apresuradamente con el objeto de que no abandones antes de llegar al final, que el pueblo decidió inscribir las columnas básicas de su democracia sobre el suelo que pisamos los mortales, de esta forma al pisar el suelo para saber por dónde vamos recordaremos sobre que valores se sustenta nuestra convivencia, entre ellas una que ponía igualdad de verdad y no de mentirijilla, para que por encima pasara el pueblo soberano, feliz como una perdiz, convertida la bandera roja en instrumento de defensa de la lluvia fina para evitar ulteriores tentaciones e impedir que los cuentos de verdad obnubilen el conocimiento de las gentes..

- ¿Te ha gustado foto? El final ha sido algo abrupto pero ya dije en la anterior entrada que la inspiración no es lo mío.
-Cállate cuentista, que contigo no vamos a hacer carrera.

Y como con la foto anterior desperté del sueño a la pesadilla.



Comentarios

  1. Joaquín, que dice Wang que ultimamente estás faltando mucho a la terapia de grupo y el psiquiatra comienza a estar preocupado ¿tomas bien la medicación?
    Un abrazo.

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  2. He decidido no volver a la terapia. He escuchado esta canción de Paco Ibáñez musicando a León Felipe:Ya no hay locos. Dile a Wang que la escuche atentamente.
    http://youtu.be/t90tb4_pk24

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