Para qué sirve movilizarse

Hace más de un año, Luis Barriga, un muy buen amigo, miembro de la Asociación de Directoras y Gerentes de Servicios Sociales, nos presentaba en un Congreso de la Asociación en Madrid una propuesta sobre cómo desde los servicios sociales se podía intervenir en el, ya entonces, inmenso problema de los deshaucios.
Esa propuesta ocupó una entrada en este blog el 28 de octubre del año pasado (aquí). Una entrada que ilustraba con esta fotografía, más que ilustrativa.

Luis mejoró su propuesta y en febrero volvió a presentarla corregida y aumentada, con lo que aumentó mi admiración profesional por él. Y volví a escribir una entrada sobre el asunto el 25 de febrero de este año (aquí)

La propuesta de Luis la podéis encontrar en este enlace (aquí) Luis venía a plantear en su análisis una realidad incontestable: España es el único país de la OCDE en la que tenemos un sistema legal que permite que una persona cuando asume una deuda responda con sus bienes presentes y futuros, en plata, para los restos. Algo que no sucede ni con las empresas, ni con las sociedades que tienen todas ellas una figura de protección judicial. Unas figuras de protección judicial que existen para los particulares en todos los países de nuestro entorno cultural en la UE. Incluso los denostados, para muchos que no para mí, EE.UU. reconocen la dación en pago porque parten de la idea cultural de que todos deben tener derecho a empezar de nuevo si se han equivocado. España en ese sentido no es que no haya entrado en Europa, es que no forma parte de Occidente.

A lo largo de este tiempo muchas personas se han movilizado en contra de los deshaucios. Unos en la calle, como la plataforma stop deshaucios, otros desde sus funciones como funcionarios (si funcionarios que hacen su trabajo al servicio del interés general, puede que a algunos les sorprenda pero estas tareas no las habría hecho nunca un persona que trabajara bajo un interés privado) como el juez que remitió un caso a la corte europea que ha dictaminado la ilegalidad de nuestra normativa legal. Otros jueces y asociaciones de los mismos, uniéndose para plantar cara a las intenciones gubernamentales. Recientemente el SUP (otra organización de funcionarios) dándo cobertura a la objeción de conciencia de los funcionarios de policía a participar en deshaucios.

Las reflexiones sobre el problema del sobreendeudamiento que realizaba Luis, porque habrá coincidido con otras opiniones o porque su informe ha sido leído en diferentes esferas (La asociación lo hizo llegar a múltiples instancias y ha sido asumido por diferentes instituciones), aparecen ahora en medios de comunicación y se va popularizando. Sin ir más lejos hoy el contenido va en portada de El Periódico de Aragón (aquí) y su argumentario coincide con el publicado en El Confidencial (aquí)

El escándalo social con la situación ha ido ascendiendo de tono hasta tal nivel de insoportabilidad que el actual gobierno de España, que hasta hace unos meses hacía oidos sordos, recordar que no fue más allá de un código de buenas conductas, se ha visto ahora obligado a variar su posicionamiento, pidiendo apoyo nada menos que al denostadísimo, por ellos, líder de la oposición.

Vamos que lo que para mí está claro es que moverse, salir a la calle, hacer propuestas razonables, no es perder el tiempo, es cambiar las cosas, cambiar el curso de la historia. Y digo esto hoy porque pasado mañana hay una huelga general que es una ocasión única para cambiar el signo de las cosas. Lo que hasta ayer no era evidente, como el problema de los deshaucios, puede ser de una claridad meridiana el día después, o tal vez dentro de unos meses, porque esto no ha hecho más que empezar.

Las movilizaciones, la elaboración de propuestas, salir a la calle a protestar, puede conseguir cambiar el signo de los tiempos. Así ha sido siempre y así seguirá siendo. Vamos que no creo que el argumento de que movilizarse no sirve para nada tenga detrás más valor que el de esconder la poca voluntad de hacer nada para cambiar la realidad.


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