TRIBUNA. Finanzas éticas. Por Andrés Esteban
Conozco a Andrés Esteban desde hace ya muchos años. Es un buen amigo. Andrés es muchas cosas y hacer aquí una pequeña semblanza me suena a hueco y a que me dejaré sin resaltar muchas de sus múltiples facetas. Quizá señalar que es educador social, sindicalista, comprometido socialmente desde que lo conozco, siempre ilusionado, esperanzado contra toda esperanza, creyente en proyectos que otros creen imposibles para acabar haciendo que parezcan fáciles y simples datos de la realidad.
De hecho hace unos cuantos
años me contó que estaba buscando un nuevo ámbito de implicación social, que le
interesaba mucho el ámbito de las finanzas éticas, que creía que ahí había
mucho que hacer. Según me lo iba diciendo, este que suscribe pensaba que era un
terreno muy pantanoso, complicado y de muy, muy difícil éxito; vamos que no le
veía posibilidades y creo que se lo llegué a decir aunque no recuerdo con que
grado de vehemencia.
Y aquí estamos, presentándolo en este blog, con la tarea hecha y demostrándome una vez más que cuando se empeña en hacer algo consigue que funcione.
Os dejo con su entrada. Estoy seguro de que a muchos os hará pensar. Es una de sus cualidades que más me gustan.
En primer
lugar agradecer a mi amigo Joaquín su magnífico blog que para
mí, es una referencia, como el mismo, sobre Espacio de Servicios Sociales y Política Social sabiendo aunar el discurso, el análisis
y las propuestas sobre derechos
sociales; con ingenio, creatividad y o compromiso.
En segundo
lugar, agradecer su invitación a escribir sobre finanzas éticas, pues me parece
oportuno y necesario en los momentos
actuales y me ayuda reflexionar sobre ello.
Así que
desde el doble agradecimiento y la complicidad con Joaquin, he aquí mi
aportación. Gracias por abrir una ventana a las finanzas éticas. Espero que sea
de vuestro interés y de utilidad colectiva.
CONCIENCIA
SOCIAL Y COMPROMISO ECONÓMICO.
(“ya no somos inocentes…)
Comienzo esta
reflexión, realizando algunas constataciones sobre la situación actual: Si algo
estamos aprendiendo en esta crisis sistémica y global (no hay que olvidar que
una mayoría de la humanidad está en crisis desde hace tiempo) es que el poder
financiero, siempre en la sombra, se ha hecho más visible, los focos mediáticos
y sociales le han iluminado, pero su poder no ha mermado; al contrario, ha aumentado,
se ha concentrado y se ha impuesto al poder político.
Otras de las evidencias
es cómo ha calado la máxima capitalista de “ganar
el máximo dinero en el menor tiempo posible” en el conjunto de la
sociedad, llevándose por delante, cual tsunami, valores esenciales para la
construcción de la sociedad.
También experimentamos
cómo el dinero ha pasado de ser un instrumento al servicio de las personas y la
comunidad a ser un fin en sí mismo; ayudado en gran medida, por otra condición
que a veces olvidamos: a los bancos se
les ha concedido el poder de crear dinero, dinero bancario, que ha sido el que se
ha insuflado al sistema en los últimos años a gran escala, montando un
auténtico casino de especulación financiera; desligando el dinero de la
economía productiva.
Desde mi punto de
vista, una de las máximas expresiones, en España, del poder financiero sobre el
poder político la tenemos en la reforma de la constitución española, en 2011 con la modificación del artículo
135, estableciendo el concepto de "estabilidad presupuestaria" y la
imposición de garantizar el déficit cero,
con nefastas consecuencias.
Ni siquiera ha
sido preciso “ser intervenidos” pues a partir de ese momento lo prioritario es
lo que dicten los mercados, los lobbys de presión financiera: devolver el
dinero a los bancos, no atender las necesidades de los españoles, y si para eso
es preciso recortar derechos, se recortan, y a ello se ha aplicado el gobierno,
con su plasmación en los presupuestos.
Ahí comenzó la dinámica
de destrucción de derechos esenciales: sanidad, educación, servicios
sociales, justicia, investigación…Con uno básico y transversal: los derechos laborales y sindicales; esencial para afrontar las regulaciones laborales y así ponerle en bandeja a la patronal los despidos de trabajadores y trabajadoras. Eso sí, realizados desde una aparente objetividad, como si fuese algo natural, cuando es algo calculado y promovido para facilitar los despidos en general, favoreciendo un mayor beneficio de los grupos industriales y financieros y de paso privatizar una parte de la administración pública
sociales, justicia, investigación…Con uno básico y transversal: los derechos laborales y sindicales; esencial para afrontar las regulaciones laborales y así ponerle en bandeja a la patronal los despidos de trabajadores y trabajadoras. Eso sí, realizados desde una aparente objetividad, como si fuese algo natural, cuando es algo calculado y promovido para facilitar los despidos en general, favoreciendo un mayor beneficio de los grupos industriales y financieros y de paso privatizar una parte de la administración pública
Ante esos recortes de
derechos, sin precedentes en España, han ido surgiendo cada vez más voces de
protesta y movilización, que se han ido plasmando en Huelgas generales, en la
constitución de las mareas ciudadanas, blancas, verdes, naranja, azul, violeta;
conformando un auténtico arcoiris de la indignación
Esas movilizaciones, manifiestan
que no queremos participar en una democracia testimonial votando cada cuatro
años. Se reivindica participar y hacer política todos los días desde la realidad
social y económica; se pide ser protagonistas de unas políticas más centradas
en las personas y el bienestar social. Y ello es posible, pero desde otras políticas
económicas. La democracia real pasa por la economía.
Se puede afirmar que hay una conciencia social que actúa contra la
desmesura del gobierno, contra los ataques a la dignidad de las personas. Tal
vez el más visible es el movimiento stop
desahucios, con sus acciones y su iniciativa legislativa popular
para impulsar una legislación sobre la
vivienda, que incluya la dación en pago,
entre otras cuestiones. Hay una inquietud en la sociedad para dar respuesta a
las agresiones estructurales que se están sufriendo y también por atender las necesidades básicas
de las personas. Evidencia una conciencia social que sigue anhelando y alimentando una sociedad más justa e
igualitaria.
Ahora bien, si vamos a
la raíz de lo que motiva esas medidas contra las que nos movilizamos nos encontramos
un elemento común: el dinero,
el factor económico que recorre y atraviesa cada una de ellas.
Sin embargo no
considero que haya el mismo grado de conciencia ciudadana sobre nuestro ser sujetos
sociales que económicos. ¿Hemos pensado
en nuestro impacto, nuestra huella económica de cada día? ¿Somos conscientes de
cómo consumimos, e invertimos?,¿Qué opciones económicas tomamos?,¿Para quién
trabaja mi dinero?. ¿Sabemos qué sobre la base de nuestro dinero se monta el
tinglado financiero? ¿Qué los bancos crean dinero a partir de nuestros ahorros
o hipoteca?
Nuestro dinero no es
neutro, en este momento está actuando, por acción o por omisión, como decía Benedetti
“ya no somos inocentes/ ni en la mala ni en la buena”.
Es preciso conectar de
una forma más nítida y coherente nuestro ser social con nuestro ser económico,
recuperando nuestro protagonismo económico, para ponerlo en sintonía con los
valores sociales por los que luchamos. De tal forma que nuestras luchas
sociales vayan acompañadas de nuestra intervención económica; se trata de hacer
un USO ETICO DEL DINERO. De lo contrario, si no intervenimos económicamente
puede ser que desde la movilización
atendamos a las víctimas y nuestro dinero esté generando otras nuevas.
Desde esa perspectiva se
lleva tiempo trabajando, para poner la economía al servicio de las personas. Como
referente están las experiencias de la economía solidaria, que cada día llegan
a más sectores: instrumentos financieros éticos, seguros, energía, consumo agro
ecológico y comercio justo, entre otros.
Centrándonos en la
experiencia de finanzas
éticas, considero que es preciso conectar las movilizaciones
desde la conciencia social con un modelo económico diferente, alternativo,
puesto que de fondo se persiguen los mismos objetivos.
Los principios en los
que se basan los instrumentos de finanzas éticos son: Equidad, Trabajo, Sostenibilidad
ambiental, Cooperacion, Sin ánimo de
lucro, Compromiso con el entorno, Propiedad
colectiva, Participación y democracia directa.
Esos principios son el
hilo conductor de la economía solidaria, con su apuesta por la transformación
social. Es desde las personas y entidades desde donde debemos ir dando pasos. Para
ello es preciso ser conscientes de nuestro protagonismo económico, sintonizar y
ser coherentes entre los valores sociales y humanos por los que luchamos, el
modelo social al que aspiramos, y
nuestras inversiones o gestos económicos.
Estamos convocados a
participar en la construcción de las alternativas económicas que están poniendo
la economía al servicio de las personas, de una sociedad más justa y medioambientalmente
sostenible.
Dentro de las Finanzas Éticas
destaco dos: COOP57, una
cooperativa de servicios financieros, surgida de la crisis del 85 desde la
lucha de movimiento obrero para evitar la pérdida de puestos de trabajo;
formada por cooperativas, entidades, asociaciones y personas, que permite hacer
un uso ético del dinero con participación y transparencia.
La otra es FIARE, que surgió para construir una
herramienta de intervención financiera; hoy aliado con la cooperativa de banca popular ética
italiana, en lo que ya es una realidad: la creación de una cooperativa de banca
ética europea. Supone la creación de un
banco en manos de la ciudadanía, para dirigir el ahorro hacia proyectos que
suponen una transformación de nuestra sociedad, rescatando el valor social del
dinero y la actividad económica.
La apuesta por la
transformación social mediante el crédito se plasma en que los ámbitos
prioritarios de trabajo son: la cooperación al desarrollo y comercio justo, la
inserción social de personas en situación o riesgo de exclusión, la
sostenibilidad medioambiental, la agroecología, el cooperativismo, los valores
sociales, la educación y la cultura.
Sus valores son:
crédito al servicio de la justicia, un proyecto en red con los movimientos
sociales, ahorro responsable con la transparencia y la participación como señas
de identidad y sin ánimo de lucro
Son herramienta
financieras que nos permiten intervenir desde lo local, muy pegadas al terreno
y a las personas, pero con una proyección global. Se están construyendo desde
abajo y como tal su evolución dependerá del grado de implicación de personas y
entidades que trabajamos por la transformación social.
Está claro que ante la
situación actual no caben salidas individuales sino colectivas, y estas lo son
y te invito a que la experimentes y participes, pasando de ser consumidor a constructor de banca…para las personas.
Soy
consciente de que es algo pequeño, y es bueno que así sea en este momento, pero
también estoy convencido, de que MUCHA GENTE PEQUEÑA, EN MUCHOS LUGARES
PEQUEÑOS, HARAN COSAS PEQUEÑAS QUE TRANSFORMARAN EL MUNDO….y esas cosas
pequeñas irán convergiendo y teniendo más cohesión en medida que personas y
entidades también vayamos siendo más coherentes entre nuestra conciencia social
y nuestro compromiso económico.
Dedicado a José Luis Sampedro
Dirección
Coop57: http://www.coop57.coop/
Dirección
Fiare:http://www.proyectofiare.com/web/, http://fiarearagon.wordpress.com
Andrés
Esteban. aestebanpo@gmail.com
Enhorabuena Andrés por éste artículo.
ResponderEliminarCreo que esta es la no-violencia pura, tal y como la plantea Gandhi. Ante un hecho negativo, una alternativa positiva.