El Estado de bienestar amplia nuestros espacios de libertad. El largo viaje. Jorge Semprún.
Semprún en una visita reciente a Buchenbald |
El Estado de bienestar, la organización institucional de la convivencia en las sociedades europeas, es una forma específica de concretar, en la práctica, la forma en la que entendemos los grandes valores de la modernidad: libertad, igualdad y fraternidad.
Estos tres valores cuando tienen que tomar cuerpo social deben hacerlo teniendo en cuenta la principal virtud que deben tener las instituciones sociales: la justicia.
Esos cuatro grandes conceptos, valores y virtudes, están viéndose sometidos a un importante intento de modificación en su contenido socialmente aceptado por parte de las opciones neoliberales y neoconservadoras. Estas opciones representan no sólo una forma distinta de organizar técnicamente las intituciones sociales, sino una forma concreta de entender y vivir los valores sociales de la modernidad, en algunos casos para retrotraerse a fórmulas más propias de sistemas premodernos.
El problema es que no somos demasiado conscientes de esa debate porque se produce de forma larvada. Lo que se hace es intentar cambiar el contenido de esos conceptos sin cambiar los términos, las palabras que usamos. Simplemente se cambia el uso de la palabra y a través de ese cambio de uso se produce un cambio en la forma de ver la realidad. Al final parece que estamos hablando de lo mismo, pero no es así. Estamos hablando de cosas distintas. Se habla desde marcos conceptuales distintos y muy determinados. Y sin embargo esa es la única estrategia posible para conseguir la modificación de estructuras sociales tan ampliamente aceptadas en Europa como es el Estado de bienestar. Desde mi punto de vista una de las principales batallas en torno al Estado de bienestar se está produciendo en un marco propiamente cultural y conceptual. En el de la forma de entender el mundo y la vida.El problema es que a menudo no somos conscientes de ello.
Estos tres valores cuando tienen que tomar cuerpo social deben hacerlo teniendo en cuenta la principal virtud que deben tener las instituciones sociales: la justicia.
Esos cuatro grandes conceptos, valores y virtudes, están viéndose sometidos a un importante intento de modificación en su contenido socialmente aceptado por parte de las opciones neoliberales y neoconservadoras. Estas opciones representan no sólo una forma distinta de organizar técnicamente las intituciones sociales, sino una forma concreta de entender y vivir los valores sociales de la modernidad, en algunos casos para retrotraerse a fórmulas más propias de sistemas premodernos.
El problema es que no somos demasiado conscientes de esa debate porque se produce de forma larvada. Lo que se hace es intentar cambiar el contenido de esos conceptos sin cambiar los términos, las palabras que usamos. Simplemente se cambia el uso de la palabra y a través de ese cambio de uso se produce un cambio en la forma de ver la realidad. Al final parece que estamos hablando de lo mismo, pero no es así. Estamos hablando de cosas distintas. Se habla desde marcos conceptuales distintos y muy determinados. Y sin embargo esa es la única estrategia posible para conseguir la modificación de estructuras sociales tan ampliamente aceptadas en Europa como es el Estado de bienestar. Desde mi punto de vista una de las principales batallas en torno al Estado de bienestar se está produciendo en un marco propiamente cultural y conceptual. En el de la forma de entender el mundo y la vida.El problema es que a menudo no somos conscientes de ello.
Teniendo en cuenta esta perspectiva a veces me encuentro con textos o fragmentos de libros que me hacen reflexionar sobre los valores y el uso concpetual que se hace de ellos. Y esto es algo que me ha pasado recientemente leyendo la novela autobiográfica de Jorge Semprún "El largo viaje" (otras entradas sobre libros de Jorge Semprún: la escritura o la vida, Pensar en Europa )
En la novela Semprún narra su experiencia personal del viaje de cinco días que en 1943 le llevó de Francia, dónde cayó preso de los nazis por militar activamente en la resistencia francesa, al campo de concentración de Buchenbald. Cinco días en un vagón de tren, hacinado con otras decenas de personas, sin espacio siquiera para apoyar los dos piés, cinco días en los tiene tiempo para pensar, para reflexionar.
Lo que me interesa destacar , para no alargarme demasiado, son dos fragmentos en los que aborda el concepto de libertad.
En el primero hace una verdadera declaración de intenciones de lo que entiende por libertad:
Está en el vagón del tren, está situado junto al pequeño ventanuco de respiración y está viendo a gente paseando por el campo. Percibe una realidad física que marca un dentro del vagón y un fuera del vagón. Al hilo de esta realidad física (dentro del vagón preso, fuera del vagón libre) hace la siguiente reflexión:
"No se trata tanto de no ser libre de ir donde quiero, nunca se es libre para ir donde se quiere. Nunca he sido tan libre como para ir a donde quería. He sido libre para ir donde tenía que ir, y era preciso que yo fuera en este tren, porque era también preciso que yo hiciera lo que me ha conducido a este tren. Era libre para ir en este tren, completamente libre, y aproveché mi libertad" (página 23)
Portada del libro en español. Enlace a la editorial aquí. |
Para continuar la reflexión voy resumir otro fragmento. En el mismo Semprún, como hace habitualmente en sus obras, ha hecho un flash back, una vuelta atrás; recuerda un momento anterior a estar en el vagón, ya preso de los nazis, pero en un presidio, en una celda. Un soldado alemán se le acerca, le hace una pregunta y entablan una conversación (Semprún habla alemán) El soldado alemán le pregunta porqué está preso, y acaban teniendo una conversación curiosa, extraña, en la que al final es Semprún quien pregunta al soldado porqué está ahí
"Esa es la cuestión, en efecto, das ist die Frage. Llegamos a ella a la fuerza, incluso a través de este diálogo de sordos, incoherente, que acabamos de tener. Y soy yo quien debo plantear la pregunta: ¿Por qué esta usted aquí? Warum sind Sie hier?, porque mi situación es privilegiada. Es privilegiada en relación con este soldado alemán y en lo que concierne a las preguntas que hay que hacer. Porque la esencia histórica común a todos a quienes nos detienen en este año 43 es la libertad. Nos parecemos en la medida en que participamos de esta libertad, nos identificamos en ella nosotros que somos tan dispares. Nos detienen en la medida que participamos de esta libertad. Por tanto, es a nuestra libertad a quien hay que interrogar, y no a nuestra condición de prisioneros (...) Quisiera decir simplemente que, ante esta pregunta del soldado alemán de Auxerre: Warum sind Sie verhaftet? (por qué está usted detenido), sólo hay una respuesta posible. Estoy detenido porque soy un hombre libre, porque me he visto en la necesidad de ejercer mi libertad y he asumido esta necesidad. Del mismo modo, a la pregunta que hice al centinela aquel día de octubre: Warum sin Sie hier? (Por qué está usted aquí), y que resulta una pregunta mucho más grave, sólo cabe también una respuesta posible. Está aquí porque no está en otra parte, porque no ha sentido la necesidad de estar en otra parte. Porque no es libre. (...)
A este soldado alemán de Hamburgo, que ha estado sin trabajo prácticamente toda su vida hasta el momento en que el nazismo volvió a poner en marcha la maquinaria industrial de la remilitarización. Preguntadle por qué no "ha hecho" su vida, por qué sólo pudo padecer el "ser" de su vida. Su vida siempre ha sido un "hecho" agobiante, un "ser" ajeno a él, del que nunca pudo apoderarse y hacerlo habitable.
Estamos cada uno de un lado de la reja y nunca he comprendido mejor que entonces por qué combatía. Era preciso hacer habitable el ser de este hombre, o mejor todavía, el ser de los hombres como este hombre, porque para este hombre, desde luego, ya era demasiado tarde." (páginas 45 a 49)Semprún juega habilmente con el concepto dentro/fuera a lo largo de esta parte del libro. Formalmente dentro (preso) es no libre, fuera (carcelero, soldado) se es libre. Semprún señala la paradoja por la que el de dentro es libre y el de fuera preso, preso de otras ataduras que impiden su libertad. Si se sale de la situación concreta el soldado está preso de las circunstancias sociales que le han tocado vivir.
Y pone el dedo en la yaga recuperando el uso del concepto de libertad que parte de Hegel. Sólo se es libre si se puede disfutar fehacientemente de la libertad. Si existen las condiciones sociales adecuadas que permitan que vivas esa libertad. Si no se dan eres un siervo de esas circustancias.
Desde esta perspectiva el El Estado de bienestar amplia nuestros espacios de libertad. En una sociedad en la que los ciudadanos no son iguales, no parten de la misma línea de salida, en la que unos tienen más posibilidades que otros, sólo la intervención del Estado puede garantizar unos mínimos disfrutes de libertad. Sin un mínimo de igualdad no hay libertad posible.
OTROS DATOS Y DOCUMENTOS RELACIONADOS CON LA NOVELA, SEMPRÚN Y EL TEMA TRATADO.
Portada de la primera edición en francés. |
El largo viaje fue la primera novela de Jorge Semprún. Escrita en
francés (Semprún era completamente bilingüe y ha escrito indistintamente en los dos idiomas, forma parte del legado de las historias de la literatura de las dos áreas lingüísticas) en 1963 ganó el premio Formentor.
El libro es excelente. Es buena literatura. Se lee muy bién y me resulta extraño su escaso predicamento, especialmente teniendo en cuenta el valor histórico y ético que tiene y la necesidad que tenemos de reflexionar sobre uno de los acontecimientos centrales de la historia europea del siglo XX. El régimen nazi, los totalitarismos en general, y la forma en que se produce la victoria de las democracias liberales occidentales en la segunda guerra mundial explican no pocas de las grandes estructuras institucionales y éticas que condicionan nuestras vidas, desde la Unión Europea hasta la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Por otro lado, en España parecemos vivir al margen de esos acontecimientos históricos porque no consideramos que formáramos parte de esa periodo de la historia eurropea. Nos parece que al no entrar en guerra no participamos en esos acontecimientos, que no va con nosotros. Algo que históricamente resulta falso y que además obvia y pasa por encima de nuestros exiliados republicanos como parte de nuestra propia historia. No eran España. Y sin embargo esos españoles, que se reconocían como tales porque vivían con la perspectiva de que España cambiara tras la conflagración mundial, estuvieron en el centro de la historia europea.
De cualquier manera, por sí sola, su experiencia humana es digna de tener en cuenta. El holocausto, el nazismo, los campos de concentración son un punto de referencia para cualquier reflexión que se desarrolle en torno a la ética humana. La vivencia en situación absolutamente extrema nos sitúa ante el abismo, ante las últimas preguntas filosóficas sobre la vida y sobre el género humano. En este libro (y en otros del mismo autor) tenemos la oportunidad de asomarnos, a través de los ojos de un compatriota, a la ventana del horror. Creo que no hay que desaprovecharla.
Otros materiales:
Entrevista de media hora sobre la experiencia del campo de concentración de Buchenbald realizada (en español) por Radio Holanda.
Espacio homenaje para Semprún en canal Arte en francés. Lo interesante es que hay un pequeño fragmento de una entrevista en la televisión francesa en el año 63 sobre el libro en el enlace siguiente: http://videos.arte.tv/fr/videos/jorge_semprun_le_grand_voyage-3961624.html
La igualdad de oportunidades, según las leyes de los Estados sociales ha de repercutir en que todos los ciudadanos puedan acceder a los mismos derechos, siendo la base del Estado de Bienestar, en un entorno así de favorable, la libertad en su connotación externa encuentra su espacio. La libertad desde un punto de vista subjetivo e interno, pertenece al espacio privado y como ejemplo, en la fe cristiana es en la verdad donde se encuentra la libertad.
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